La primera vez que abro los ojos solo veo una luz blanca que me obliga a cerrarlos nuevamente.
La segunda vez, Parpadeo varias veces para saber que esa luz es de una lámpara.
La tercera vez, ya podía ver un techo blanco, lámparas y monitores. Poco a poco la pesadez y la bruma se iban desapareciendo.
— ¿Dónde... dónde estoy? — es como si hubiese agujas en mi garganta al hablar. Además del olor a alcohol me hace querer vomitar, por Dios, es tan fuerte.
Parpadeo varias veces evitando la incesante luz blanca que lastima mis ojos. Estoy confundida ¿Cómo he llegado aquí? ¿Qué me ha pasado?
— Buenas tardes, soy la enfermera a su cargo, por lo visto ya se está estabilizando
— ¿Qué me pasó? — pregunto confundida
— No sabemos realmente lo que sucedió, un hombre la encontró en la carretera —dijo
— Yo... yo no recuerdo casi, todo es confuso — levanto mi mano para tocar mi cabeza, pero la enfermera me lo impide
— Es normal, debido al grado de deshidratación que usted traía, es una suerte que este lúcida en estos momentos — habla introduciendo algo en mi vena
— ¿Sabe qué hora es? — pregunto de la nada
— Son exactamente la una de la tarde. No te extrañes si vuelves a dormir, tu estado es delicado y tu cuerpo necesita reponerse.
Tal cual como dijo la enfermera, la pesadez volvió y el sueño estaba presente en este momento. Necesito dormir, ya que estoy agotada y como bien dijo, mi cuerpo necesita recuperarse.
Gritos, jadeos, sangre, ojos azules, lodo, árboles, cuervos...
Me despierto asustada y el incesante ruido de la máquina que tengo a mi derecha no ayuda a recuperarme, en cambio, va aumentando el dolor de cabeza cada vez más.
— Disculpe — llamo a la enfermera que estaba saliendo en ese momento
— Sí. ¿Dígame?
— Me duele muchísimo la cabeza — susurro
— Es normal, déjeme inyectarle un analgésico.
Mientras ella prepara el líquido en la inyectadora aprovecho e indago un poco más sobre mi estadía aquí — ¿Cómo me encuentro realmente? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?
— Llevas cinco horas en observación, no sé qué te pasó, chica, pero estás aquí, en este hospital gracias al buen hombre que la encontró en la carretera.
— ¿han llamado a mis familiares?
— No, dado que no encontramos ninguna documentación y el pobre hombre solo la salvó de caer muerta en la carretera.
— ¿Algo más? — preguntó amablemente
— No, nada. Muchas gracias.
— En unos momentos vendrán a buscarla para realizarle exámenes.
Asentí y ella salió de la habitación. Justo después, entraron varias personas para realizarme varios exámenes, tanto de sangre cómo físicos. Tuvieron que llevarme en silla de ruedas hasta el tomógrafo para realizar radiografías. Al mismo tiempo, también me realizaron estudios de resonancia magnética y otros más.
Tiempo después, soy devuelta a mi habitación, dónde me encuentro descansando. Poco a poco los recuerdos de lo sucedido llegan de manera firme, aún me siento mareada, los cortes de mi cabeza fueron curados, mis costillas no están fracturadas y mi tobillo solo tenía un esguince. Había tenido suerte, es lo que dijo una de tantas enfermeras que había entrado a mi habitación. Para ellas era normal que las personas inexpertas se perdieran haciendo senderismo sin un guía.
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El Silencio Del Cuervo ©
Mystery / Thriller¿Cómo puede un viaje puede terminar siendo una pesadilla? ¿Cómo escapar de los asesinos? ¿Cómo escapar de él? ¿A quien buscar para mantenerte con vida? Pero, sobre todo ¿Cómo sobrevivir cuando nadie cree en tí? Obra registrada©