Capítulo 19

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No es que yo sea una gran habladora, pero joder, que este silencio me está matando. Mónica es una persona de poco hablar y hasta un poco intimidante, no es como decirle: oh, ¿sabes que te tengo miedo pero eres mi única opción? Por eso decido mantenerme en total silencio evitando soltar cualquier estupidez y cagarla a niveles extraterrenales como estoy acostumbrada. La música es lo único que se escuchaba en el auto, ni siquiera quiero soltar un suspiro por miedo a que se eche para atrás.

Estoy agotada, el camino se me hace inmensamente largo, aunado a eso, el estar tan callada como una muda es algo así como una bomba a punto de estallar. Doy gracias a Dios que la ventanilla está abajo, eso me permite inhalar y sacar el brazo buscando la tranquilidad del aire. Sigo inquieta, asustada y emocionada en partes iguales, no todos los días se tiene la mínima posibilidad de seguir con vida.

<< Que irónico>>

Nos toma poco de una hora llegar a nuestro destino, lo sé porque Mónica disminuye la velocidad hasta llegar a una pared gris con una caceta de vigilancia, muy parecido a los complejos de los ricos, pero algo peculiar. El automóvil se desplaza lentamente hasta dar con el puesto de vigilante, ella saca su cabeza y hace un gesto hablando con él; se dicen unas cosas que no logro escuchar en mi posición y le enseña un carnet por la ventana, imagino debe ser el DNI.

El hombre regordete asiente y levanta el dedo pulgar a su compañero, éste levanta la barrera permitiendo nuestro acceso —Adelante Mónica, pero ya sabe, y dígaselo a su compañera.

El auto da marcha hacia adelante y antes de yo preguntar que fue eso ella dice: — Como te dije en el chalet, estas personas son muy distintas a la policía, y lo que aquí se dice o hace, aquí se queda. No es por asustarte ni nada de eso, solo... solo mantén tu bonita boca callada y déjame a mi hacer el resto — dice dejándome atónita ¿Cuánto más tengo que estar callada?

El auto avanza hasta entrar a algo totalmente fuera de lo que había imaginado. Esperaba un complejo urbanístico, un lugar cerrado donde los ricos tienen mansiones y demuestran el lujo que poseen para poner celoso a su vecino, pero solo hay una casa, una única casa que opaca cualquier urbanismo de ricachones; los arboles abundan a su alrededor, varias fuentes se encuentran a los lados de la casa gigante y si no he contado mal, doce autos de todos los modelos deportivos y de colección están estacionados en fila. Ahora entiendo la seguridad en la entrada. ¡Estamos frente a un jodido bunker! Si no estuviera tan segura de todo esto, diría que es una base oculta de la CIA.

Me río de mi locura haciendo que Mónica levanté una ceja en mi dirección. Me encojo de hombros y ella vuelve la vista hacia adelante para avanzar hasta el frente y estacionar el mustang justo al frente de la casa —bunker— guarida. No tenemos que esperar demasiado para ver la seguridad que coexiste en el lugar, debido que, varios hombres salen de imprevisto rodeando el automóvil a la espera de que nos bajemos. Puedo decir que justo en este momento estoy aterrorizada y muriendo del miedo.

Veo a Mónica frustrada, su cara se descompone del disgusto como si no estuviera preparada para todo esto.

<<Diosito, si me sacas de esto con vida prometo no volver a meterme más nunca con la vida de nadie>>

Resopla molesta, siendo la primera en bajarse a dar la cara. Juro que tiemblo del miedo, esos hombres se notan de todo menos agradables.

— Baja — me dice uno de ellos. Desde mi posición se le nota un tatuaje en la nuca. Trago grueso y bajo. En un movimiento rápido, el cual no veo venir, los hombres nos colocan con las manos en el auto. Comienzan a revisarnos exhaustivamente, le lanzo a Mónica una mirada aterrada, para saber qué pasa, pero ella hace un gesto para que me tranquilice.

El Silencio Del Cuervo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora