» 𝐓𝐫𝐢̀-𝐝𝐞𝐮𝐠

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Molesta.

Esa era la mejor palabra que podía describir el estado de ánimo que cargaba la pelirroja. Realmente nadie parecía querer dirigirle la palabra o una simple mirada porque Anna parecía querer asesinar a todo el mundo, sobre todos sus padres y, ahora, prometida. Quizás si las cosas hubieran sido distintas, quizás si Elsa nunca se hubiera quedado más tiempo en la biblioteca y ella no le hubiera ofrecido todo, solo quizás estaría feliz. Pero no. Ahora se detestaba porque no podía hacer nada, debía aceptar que se casaría con Elena y tendría que decirle adiós a la chica de cabello platino y brillante sonrisa.

Se encontraba acomodando su traje, al parecer sus padres tuvieron la grandiosa idea de dar anuncio a su compromiso con la bella princesa Elena de Gondolin, que se notaba tan feliz por aquel evento. Vistiendo aquel largo y brillante vestido color verde agua con encaje y decorados rosemaling transparente. Su cabello había sido peinado en un moño con dos ondulados mechones sueltos, poco maquillaje y aquel anillo que se notaba a distancia.

En cambio, su traje consistía en pantalones negros con franjas rojas a sus lados, zapatos del mismo color, faja roja con una camisa blanca, chaleco negro, un pañuelo alrededor de su cuello y un saco rojo con decorados en dorado y negro. Había decidido llevar una media trenza y lograr controlar su flequillo a un lado. Se observó al espejo, tratando de controlar sus nervios y el coraje que sentía. ¿Por que no decía en voz alta que amaba a otra mujer y que deseaba casarse con ella? Quizás porque sus padres serían capaces de prohibirle ver nuevamente a Elsa y adelantaría la boda para dejarle el camino mucho más difícil a la pelirroja.

Para su suerte, logró convencerlos de que sería mejor que su coronación se adelantara para que Elena se volviera reina consorte, lo que podría beneficiar a ambos reinos. Se sintió bastante satisfecha cuando la respuesta fue positiva por parte de sus padres y su, tan agradable, prometida de Gondolin.

– ¿Nerviosa, amor?

Anna cerró sus ojos, conteniendo las millones de posibles respuestas sarcásticas que podría soltarle en esos momentos a la azabache. Más cuando, al voltear, vio su sonrisa de novia perfecta que tanto estaba odiando en ese momentos. Relamió sus labios para poder acercarse, con sus manos detrás de su espalda y una fingida sonrisa.

– Un poco.– habló. Una respuesta corta y simple, sin dar detalles de más.– ¿Y tú?

– También.

Elena frotó sus manos antes de tomar la mano de la pelirroja, acariciando el dorso de esta con su pulgar e inclinándose para besar su mejilla, dejando la marca de aquel labial rojo en su piel. Anna hizo un gesto de disgusto que logró disfrazar a uno de cierta incomodidad.

– Ya es hora.

Kai se había adentrado a la sala del trono con el semblante neutro, Anna se aclaró la garganta y acomido el saco para extender su brazo hacia la princesa. Elena sonrió, entrelazando su brazo con el ajeno.

Era ahora de hacer público su compromiso.

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Elsa había visto su teléfono por última vez antes de recibir la noticia de que habría un anuncio real con respecto a la princesa. Tal vez sería algo sobre su coronación, recordó que Anna estaba siendo introducida poco a poco en reuniones con el consejo donde hablaba y daba su opinión sobre diversos temas. Quizás tenía la fantasía que fuera una despedida a la princesa de Gondolin, aquella que dejó en su lugar frente a varios clientes.

Maren, Kristoff y Ryder estaban con ella. Los cuatro habían acordado tener una tarde de juegos en la consola de su hermano. Carreras de chicos contra chicas, donde eran Elsa y Maren quien llevaban la delantera por el momento. Hasta que el anuncio comenzó y la atención de la platinada se fue directo a los reyes que estaban en el balcón para dar el anuncio del que todos estuvieron hablando en la escuela. Sus padres también se acercaron para poder escucharlo.

"Se que muchos de ustedes han preguntado sobre la razón del porqué la princesa de otro reino se encuentra con nosotros, hoy daremos respuesta de ello. Me llena de felicidad dar noticia del compromiso de mi hija con la princesa Elena de Gondolin."

Kristoff, al igual que Maren, fueron testigos del momento exacto donde el corazón de la ojizarca se había destruido en millones de pedazos. La noticia fue, literalmente, un duro golpe contra ella. Estaba viendo como Anna sonreía y sujetaba la mano de aquella chica que enseñaba su anillo a la cámara. Su respiración comenzaba a volverse más lenta y pausada, contenía las lágrimas que amenazaban con salir en aquel momento. No era lo que esperaba y jamás pensó que aquello podría suceder. Podía ver los labios del rey moverse, pero ella parecía haberse desconectado del mundo.

" ... la coronación de la princesa Anna será adelantada a dos meses..."

Parecía que la boda sería meses después de que Anna fuera coronada como la nueva reina de Arendelle, lo que podía significar que Anna cancelara los planes de la boda. Pero tal vez la pelirroja no haría nada por sus padres.

– Necesito ir... – balbuceó levantándose del sofá.– ... yo quiero... iré por aire.

Maren trato de seguirla, pero Bulda la detuvo. La mujer negaba con una mueca y dejándole a entender que le diera tiempo y espacio a la platinada. Todos pudieron escuchar como la puerta de la habitación de Elsa fue cerrada de un portazo y colocado el seguro. Se pensaba aislar del mundo, como solía hacer cuando se encontraba en aquel estado de ánimo tan frágil.

¿Por eso Anna no había ido a recoger las cosas al otro día? ¿Por eso ignoraba todos sus mensajes y llamadas? ¿Tenía miedo de su posible reacción? Si bien, no hubiera sido buena, pero prefería haberlo sabido por la princesa que mediante un anuncio real.

Gruño, golpeando la puerta y cayendo al suelo. Su espalda se apoyó en la misma y abrazó sus piernas para controlar su agitada respiración.

Ahora, su teléfono no dejaba de sonar y el nombre de la futura reina se mostraba en su pantalla. Dudosa, Elsa decidido rechazar la llamada, arrojando su teléfono hacia su cama. No estaba de ánimos para escucharla, sabía que Anna pondría alguna excusa que no la ayudaría para nada y solo la haría sentir peor.

Arenfjord ❧ ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora