Jamás creyó lo lejos que podían llegar, lo bajo que podían caer y lo molesta que podía estar por algo. Anna comenzaba a detestar a sus padres, odiaba la presencia de Elena y necesitaba tener unos segundos con Elsa para poder sonreír durante el resto del día. Se negaba a seguir soportando que Egil la siguiera a todos lados, a excepción de su habitación donde podía estar a solas y que usaba con la intención de hablar con la platinada por medio de emails. Cuenta falsa para no levantar muchas sospechas.
– Su alteza.
Anna levantó la vista para ver a Kai en la puerta, su ceja se levantó y esperó a que el hombre hablara.
– Sus padres quieren hablarle.– habló con calma.
Se masajeó la sien y soltó un fuerte suspiro, sabían que cuando sus padres deseaban hablar con ella, algo malo sucedería. La primera vez fue el anuncio de la llegada de Elena, luego que se quedaría una semana más, su compromiso y finalmente el estar castigada, adelantar su coronación y boda. ¿Que querrían ahora? Anna comenzó a pensar las posibilidades de lo que sus padres me dirían.
Caminaba por el pasillo, con sus mano dentro de los bolsillos del saco que estaba usando. Pensaba en todas las posibles respuestas que ella podría darles ante cualquier noticia que le llegaran a dar, si es que era algo así. Quizás le dirían que cambiaron de opinión, que el compromiso con Elena se había cancelado por alguna u otra razón y Anna sería libre de estar con Elsa Miller.
Que equivocada que estaba al pensar en esa diminuta y casi inexistente posibilidad.
Agnarr e Iduna estaba en la sala del trono con Elena, quien portaba una amplia sonrisa de emoción que angustió a Anna. La noticia sería de mal gusto para ella y así fue, o algo. Iría por una semana a Gondolin para conocer más acerca del reino del que provenía su prometida. Conocer a su familia y agradarles.
Estaría una semana fuera de Arendelle, lejos de Elsa y toda la semana junto a la princesa.
Para su grata sorpresa, Gerda había preparado el equipaje necesario para su semana en Gondolin. Ropas ligeras por el clima tropical que había en aquel lugar y Anna disfrutaba de aquel clima, aunque no lo pudiera disfrutar demasiado por estar siempre dentro del castillo, estudiando para ser reina.
Viajarían mañana por la mañana, para su suerte sería en avión porque el océano y ella no eran grandes amigos. Vio como Elena armaba sus maletas con emoción en sus ojos y si, Anna debía ayudarla por ser su prometida. Quizás no era tan mala como lo había asumido, Elena tenía esa parte amigable que Anna jamás creyó que tendría.
– ¡Gondolin te encantará! – chillo la azabache con una sonrisa – Realmente es un hermoso reino, igual que Arendelle. Mis padres y hermanos te agradarán.
¿Hermanos? ¿Tenía hermanos y ella acababa de enterarse? Esta bien, Anna tampoco se tomo el tiempo de conocerla, pero no quería hacerlo realmente. Elena no lograba agradarle del todo, más por todo lo que hizo para alejarla de Elsa.
– Eso es... genial... – murmuro mientras intentaba de doblar una camisa de la otra chica – ¿Eres la menor?
– No, la del medio. Los conocerás cuando estemos en Gondolin, no te dejes engañar por su apariencia, realmente son agradables y cariñosos... ¡Como yo!
Sin previo aviso, Elena presionó las mejillas de Anna, dando un casto beso en sus labios. La pelirroja sonrió de manera fingida, pasando su antebrazo por sus labios para limpiarlos.
– No vuelva a hacer eso, por favor – pidió en un susurro.
– ¿Por qué? Estamos comprometidas, ¿no es así? – rio Elena – Puedo besarte.
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Arenfjord ❧ Elsanna
Hayran KurguElsa Miller no pensó que se chocaría con la mismísima princesa y heredera de Arendelle, Anna, y todo eso durante una pequeña excursión que su clase tenía dentro del castillo. Ahora, Elsa decide sacar a Anna de su encierro y enseñarle la belleza y ma...