» 𝐂𝐨̀𝐢𝐠-𝐝𝐞𝐮𝐠

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Sus labios se movían con necesidad, sus manos se aferraban a su cuello, enredando sus dedos en aquel sedoso y rojizo cabello que la tenía acorralada contra una de las paredes del club. Anna había terminado en un concurso contra Moana, ambas debían beber la mayor cantidad de Shots en el menor tiempo y la pelirroja había ganado. Ahora se encargaba de morder el labio inferior de la platinada, sujetándola de los muslos y sintiendo como las piernas de Elsa se enredaban en su cintura, apegándola más a ella.

La luz opaca apenas le permitía ver el rostro de la ojizarca, sonrió cuando Elsa la acercó en un nuevo beso. Bajo de a poco, llegando hasta su cuello. Mordiendo, succionando y lamiendo cada centímetro, escuchándola suspirar con cada beso que daba tras morderla. Elsa acariciaba su nuca, con los ojos cerrados y una sonrisa que causaba los besos de Anna.

Miller dio una embestida, deseosa por sentirla sin ni una sola prenda de vestir. Anna jadeó contra su cuello, bajándola para tomarla de las mejillas y volver a besarla, repasando el labio inferior de Elsa con su lengua para tener acceso completo a su cavidad bucal.

Aunque se separaron cuando alguien golpeó el hombro de Anna al pasar. La pelirroja miró al costado, notando al hermano rubio de la chica a la que estaba besando. Viendo la sonrisa divertida en aquel chico y como le guiñaba el ojo.

– ¿Vamos a casa? – susurro Elsa en su oído, mordiendo el lóbulo de su oreja.

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Su espalda tocó el suave colchón, enredando sus manos y piernas en el cuello y cintura de la pelirroja sobre ella. Anna mordía su cuello sin tardar. Soltó una fuerte gemido cuando la pelirroja se apegó a su cuerpo. Elsa la soltó para verla alejarse y quitarse aquella camiseta, ni siquiera supo donde había quedado aquel beanie que llevaba en un principio. Mordió su labio al ver su torso bien trabajando.

– ¿Tus padres?

– Con mi abuelo.– contestó con una sonrisa la platinada.

Elsa se sentó, permitiendo que Anna le quitara el vestido que llevaba junto a sus pantalones. Ambas estaban en ropa interior, sonriendo y soltando pequeñas risas nerviosas por ser la primera vez para ambas. Anna frotó sus manos, sintiéndolas sudadas y temblorosas.

– ¿Deberíamos quitarnos una por una o...?

Miller llevo su dedo índice a los labios de la princesa, sonriéndole y obligándola a recostarse sobre ella para volver a besarla. Su mano izquierda pasó a la espalda de Anna, soltando el broche del sostén y quitándoselo por completo. Su mano derecha se apoyó en el pecho de Anna, empujándola para hacer un pequeño camino de besos desde sus labios, pasando por su barbilla y cuello, hasta llegar al espacio entre medio de ambos pechos. Andersen jadeó en cuanto Miller decidido darle atención a uno de sus senos, mordiendo y succionando su pezon izquierdo.

Como pudo, la heredera al trono cambió de posición. Quedando con Elsa sentada a horcajadas de ella, la ojizarca comenzó a moverse frenéticamente. Tomó las mejillas de Anna, volviendo a unir sus labios en un fogoso beso. Una mano de Anna fue utilizada como un soporte mientras que la otra se adentró al interior de las bragas de Elsa, pasando su dedo índice por la húmeda entrada de la estudiante que no tardó en jadear contra sus labios.

Con calma, comenzó a introducir su dedo dentro de Elsa, sintiendo las uñas de la platino clavarse en sus hombros y ahogando aquellos pequeños gritos de dolor que se volvieron de puro placer. Miller se separo, moviéndose al mismo tiempo que el dedo intruso, quitándose el sostén para sentir la cálida boca de Anna en uno de sus senos.

Volvió a caer en la cama, viendo a la princesa quitarse la última prenda de ropa. Tomó una de sus piernas, colocándose entre medio y provocando que sus dos intimidades se rozaran. Elsa mordió su labio, moviéndose frenéticamente y escuchando la ronca voz de la futura monarca.

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Elsa sonrió al ver a Anna plácidamente dormida a su lado. Su espalda al descubierto, dejándola ver los pocos rasguños que ella había causado durante la noche. Quito unos cuantos mechones que le impedían ver por completo su rostro, acariciando su mejilla y viéndola removerse un poco antes de abrir por completo los ojos.

– Buenos días.– habló la pelirroja.

"Mierda, Anna suena realmente sexy en la mañana." pensó Miller al escuchar aquel tono ronco de la pelirroja.

– Hola.– susurro la platinada, acariciando gentilmente la mejilla de Anna.– ¿Cómo estás?

– Muy bien... – Anna se sentó, inclinándose hacia la platinada y dando un corto beso en sus labios.– Demasiado bien.

Miller sonrió anonada, arrugando el puente de su nariz y dándole un beso esquimal que sacó una corta risa por parte de la chica pelirroja. Su pequeño momento se vio interrumpido por el ringtone de un teléfono móvil, Anna supo que se trataba del suyo y que posiblemente fuera alguien del castillo o, peor, se tratara de alguno de sus padres o prometida. Se levantó, tomando su ropa interior y colocándoselas mientras buscaba el aparato. Al tomarlo, vio quien era.

– Dritt.– masculló.

– ¿Qué pasa?

Andersen miro a la platino, cubriéndose con las sábanas.

– Mi padre quiere hablarme de algo importante y que no puede esperar.– habló la pelirroja tomando su ropa.– Lo siento, ¿Sí?

Anna se apoyó al borde la cama para besar los labios de Elsa con calma.

– Está bien, deberes reales.– bromeó la ojizarca.– Ve antes de que mis padres lleguen y mi padre te retenga para hacerte un largo e incómodo cuestionario.

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Sabía que algo no iba bien cuando entro en la sala del consejo y vio a sus padres junto a su prometida. Todos en silencio y con serias miradas sobre ella que hicieron sentir a Anna culpable de un delito. Quizás... ¿Tan malo había sido entregarse a la persona que ella amaba? Lo pensó bastante, no se arrepentía en lo absoluto, amaba a Elsa demasiado y se sentía tan feliz de haberlo hecho con ella en lugar de con aquella mujer que era su prometida.

– ¿Qué hiciste? – preguntó Agnarr.

Anna no pudo evitar sonreír al recordar la expresión de Elsa al llegar al clímax incontables veces en la noche. Se dejó caer en la silla frente a sus padres, relamiendo sus labios y cruzándose de brazos.

– Depende, ¿Necesitas detalles?

Elena le enseñó una foto donde se veía ella y Elsa sabiendo de aquel club.

– Tienes prohibido verla otra vez.– comenzó su padre.– Tienes prohibido salir del castillo y tienes prohibido usar tu teléfono.

La pelirroja se rio, generando mayor rabia en su padre al verla.

– Tú coronación se adelantará, será una semana y dos semanas después te casarás con Elena y le darás el respeto que se merece como tú esposa.– ordenó el mayor.

– ¿Sabe algo, majestad? – comenzó la azabache.– Creo que no sería bueno que Anna se vuelva reina antes de casarnos, imagine que decide romper el compromiso por ser la nueva reina.

Anna abrió los ojos y volteó a ver a la princesa de Gondolin mientras que los reyes actuales se veían, parecían estar pensando aquello.

– No es mala idea... – murmuro Iduna.

– No lo es, pero hemos dicho que será coronada antes y eso haremos.– aclaró el rey con semblante serio.– Adelantaremos ambas cosas, con diferencias de una semana cada una. Le dire a Mattias que duplique la seguridad y tendrás un guardia vigilándote las veinticuatro horas, Egil sería excelente.

Andersen bufo, sabiendo que no podría liberarse de aquel sujeto por estar tan comprometido con su trabajo y era un hueso difícil de roer.

– Anna, danos tu teléfono. Es una orden.

A regañadientes debió hacerlo, dejándolo y empujándolo hacia el hombre a cargo del reino.

Arenfjord ❧ ElsannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora