Capítulo 8: Ups.

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"Pereza: 

Contaría todas tus pecas para luego tatuarme su número, debajode la carne, a ras de corazón.

Pero me da tanta pereza:

yo siempre fui de Letras.Lo mío no es contar."

El dolor de cabeza en la mañana era realmente asqueroso, olía a alcohol y a sexo. La boca la tenía tan seca como un desierto, además de tener un cierto sabor a vomito en el paladar, me sentía tan cansado y tan mal a la vez que sentía que perdería de a poco la cabeza.

Me costó un poco poder abrir los ojos por la luz de la ventana que entraba molesta a la habitación, noté que ésta era muy simple y solitaria. Una habitación relativamente pequeña tapizada en las paredes con ladrillos color guinda, el suelo era de roble, en la esquina izquierda había una lámpara desconectada totalmente blanca y cama que igualmente era del mismo color.

-Mi cabeza...- Me quejé tocándola sutilmente, me pulsaba y realmente era molesto. Al menos estaba feliz de estar en una habitación y no en un callejón tirado. Me volteé a ver con qué tipo de persona me había acostado el día de hoy. Me quedé sin aire. -¡NO!

-¿Mh?- Ahí estaba en la cama removiéndose el mismísimo Cez, con los hombros descubiertos removiéndose agraciado entre las sabanas. Mi mente daba miles de gritos de pánico. ¡Como la había cagado tanto!

-No, no, no...esto no es posible.- Me tomé la cara horrorizado mirando como a poco me miraba con confusión.

-¿Toby? ¿Qué haces?

-Eres tú...¡NO DIOS! – Me cubrí la boca desesperado de lo que veía, al verlo a él después de tanto tiempo, de haberme emborrachado tanto que perdía la noción de la realidad y mi vida.

-¿Cariño? Estás muy pálido.- Se levantó dejando ver su pequeño cuerpo desnudo, al dar el primer paso su pierna falló y cayó brusco al suelo sobándose su cadera mientras yo le miraba totalmente angustiado.- Es que anoche fuiste una verdadera fiera ¡Raw!

-No, no, no, no, no...no lo hicimos.

-Pero claro que lo hicimos.- Comenzó a decir sínico mientras se acercaba a mí a gatas meneando su culo de lado a lado al aire. – Me volviste a tocar con ese tacto tan gentil de tus manos, volviste a entrar en mí tan fiero y apasionado.

-¡Aléjate de mí!- Grité haciendo que quedara atónito.

-Antes eras más amable y me ayudas a pararme.- Hizo puchero desde el suelo mientras tomaba mis manos contra mi cabeza tratando de arrancarme el cabello.

-¡¿Cómo carajos llegamos aquí?!

- Tú decidiste venir por cuenta propia, nene.- Ladeó la cabeza divertido de verme sudar del pánico, su sonrisa se volvió afilada.- Nadie te obligo a venir.

-¡CÁLLATE!- Le grité mientras me sonreía, esa misma sonrisa que hace tanto me había enamorado tan perdidamente; hoy me daba asco.

-¡Espera!- Trató de levantarse cayendo de rodillas varias veces al ver que comenzaba a vestirme a tropezones y con desespero, quería largarme de ahí, no quería sentir su estúpida presencia, ni su estúpida voz.-¡Era broma, amor! ¡Déjame explicártelo todo!

-¡Cállate, cállate!

-¡Tobías!- Se agarró de la cama levantándose tan débilmente con las piernas flaqueando. Abrí la puerta y la cerré de un portazo corriendo escaleras debajo de inmediato tropezándome contra mis propios pies al no coordinar de histeria que pierna debía ir primero. El sol me deslumbró al salir, pero no me importó en realidad el ardor de mis ojos mientras comenzaba a casi a correr lejos de ese departamento, la cabeza me pulsaba, no era capaz de procesar lo que realmente estaba viendo.

-¡Toby!- La voz de Cez me llamó nuevamente, venía corriendo con su piyama puesta y descalzo totalmente, se sostuvo del poste adolorido mientras me miraba unos momentos; pidiéndome que me detuviera.

-Déjame.

-¡Déjame explicarte, no es lo que tú crees! – El sonido sordo de su caída resonó en toda la calle, nadie se atrevía acercarse a ver realmente que pasaba con nosotros ni porqué hacíamos tanto escándalo. El coraje me vino de inmediato dándome la media vuelta para romperle la puta cara a golpes.

-¡¿Y QUÉ ES LO QUE CREO?!- Lo tomé de la muñeca levantándolo de un movimiento, sus ojos de abismo me miraban aterrados por mi arrepentido arrebato de ira.- ¡¿ME ESTÁS DICIENDO QUE ES FALSO QUE TE VI ACOSTADO CON OTRO?!

-¡T-Toby!

-¡DÍME QUÉ ES LO QUE CREO!- La ira me estaba haciendo llorar; no saben lo mucho que odio llorar cuando estoy enojado, me hacía ver débil...cuando en realidad me estoy conteniendo para no embarrarle la cara contra el suelo.- ¡¿QUÉ EN REALIDAD TÚ ERES UNA ZORRA?!

-No llores...- Pidió tocando mi mejilla con sutileza tratando de que me calmara, cuando en realidad las venas de mi frente saltaban gruesas sobre esta y la mano me temblaba de rabia pura.

-No me toques.

Narra Louis.

La relación que comenzaba a sostenes con Damián a pesar de llevar un día, me resultaba demasiado apresurada. Me gustaba que hablara de él, pero no me dejaba hablar a mí en realidad para nada. Todo este día fue: él, él, él, él. Exigía cosas que para mí en realidad me ponían bastante incómodo, comenzaba a creer que está relación en realidad había sido un tremendo error.

Se había quedado toda la noche conmigo, no pude pegar el ojo por temor a que cuando fuera a despertar lo tuviera arriba de mí; uso la excusa de que no quería dejarme sólo, ya que Toby no había regresado en la noche y en la mañana tampoco. Solía llegar en las madrugadas o a primera hora del día para dormir o ir a clases crudo.

-¿Por qué no? ¡Es completamente normal!- Me repitió Damián exasperado, me había propuesto que tuviéramos sexo ahora que teníamos cierta "privacidad."

-Porque no.- Repetí tocando mi cabello incómodo, tratando de mirar otro punto que no fuera él.

-¡Pero Lou!

-Que no.- Repetí tomando su chamarra y poniéndosela en su pecho de golpe.- Creo que debes irte, debo prepararme para mis clases y tú debes irte.

-¡Es normal tener relaciones sexuales!- Gritó de vuelta mientras lo empujaba para afuera hasta cerrar la puerta. Suspiré agotado de eso.

-Maldito depravado...- Susurré caminando al baño agotado de la noche en vela, mi reflejo ya no se notaba tan mal ni tan demacrado, los moretones de la paliza cada vez se iban atenuando más como una breve mancha en la piel. Las cortadas comenzaban a sanar, aunque alrededor de la piel se notaba ciertos puntos rojizos y bolitas para nada normales.

La puerta se cerró nuevamente de un portazo haciendo que el espejo delante de mí temblara ante tal fuerza, suspire mascullando en contra de Damián pensando irónicamente que él había vuelto a entrar, salí con la mandíbula apretada encontrándome con un Toby con la frente apoyada en la pared y los hombros subiéndole y bajando grotescos.

-¡Toby! ¿Estás bien?- Corrí a él tomando su hombro asustado de su aspecto. Me abrazó tan fuerte, tan de cerca que podía notar el olor de su cabello desprendiéndose, podía sentir el latir de su corazón fuerte contra su pecho.

-Hueles horrible.- Fue lo primero que dijo.- Hueles a cigarro...

-Lo sé...- Me reí suave en su hombro mientras sollozaba cada vez más fuerte sobre mí. Jamás lo había visto tan triste. Noté que olía a alcohol y a perfume de hombre dulzón.

-Me quiero dormir.- Afirmó sin más separándose y tirándose en la cama sin más. No lo molesté.

Enséñame a amar (yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora