Venus se defiende.

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Salí de la habitación, me sentía incómoda porque nunca me había producido de esta manera

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Salí de la habitación, me sentía incómoda porque nunca me había producido de esta manera. Me puse un short Negro, un top negro, un saco rallado, unos tacones negros con suela roja . Me puse mis arracadas, me alacie  el cabello y lo peiné en  forma de diadema, me puse un poco de mi perfume Chanel que está a punto de acabarse y solo lo ocupo para ocaciones especiales.

Baje las escaleras y Milo estaba en la sala con su teléfono acostado

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Baje las escaleras y Milo estaba en la sala con su teléfono acostado. Sonó la puerta y él me mira sorprendido por mi vestimenta. Sonrió de lado. Al bajar me acerqué a la puerta y la abrí en su totalidad para dejar ver a Trevor, quien quedo sorprendido de igual forma o más. Me acerco a él. Alzo mi mano derecha y la coloco en su mejilla para poder acercarlo más, dandole un beso en su otra mejilla. Milo, se levanta, pero cierro de un portazo la puerta al ver de reojo su reacción.

—Hola Trevor, nos vamos ya —. Tome su brazo sin dejar que expresara una palabra. Debido a que Milo la abriría en cualquier momento.

Caminamos hasta su carro, que para ser sincera, quede impresionada: un Audi negro, precioso. Abre la puerta pero...

—¡Trevor!—. Hice una mueca de desagrado y volteo a verlo del mismo modo. Giro sobre mi propio eje y sonrió con hipocresía.

—¡Hermano! ¿Qué pasó? —. Choca su mano con la de él . Miro a Milo entre cerrando mis ojos y él me mira con desagrado. Púdrete.

—¿A dónde van?—. Me cruzo de brazos y Trevor señala su auto con su pulgar.

—Vamos a una fiesta ¿vienes?—. Mire a Trevor un poco sorprendida, apretando mis labios. Dejé salir un suspiro y desvíe mi mirada hacia otro lado.

Realmente no entendía porque los chicos no pueden dejar sus cosas a un lado y tener una cita linda con una chica igual de linda. Me rasque con cuidado mi lagrimal y cruce los brazos.

—No/Si—. Expresamos al unísono y Trevor nos mira con una sonrisa que reflejaba incomodidad y no lo culpo. Sonrió con hipocresía y me acerco a él abrazando su brazo. Al sentirlo quede impresionada por aquellos músculos, pero tenía que disimular un poco mi rostro, ya que era más importante que Milo, no fuera con nosotros.

Cuando la tierra conoce a Venus y Colapso (Milo Manheim) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora