II

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___ atravesó una puerta que daba a un hermoso jardín y cerró los ojos. Sentía un ligero peso en el estómago desde que escuchó su nombre. Conversaron por unos minutos hasta que Henry llevó a Ana para que conociera a unas personas y ___ se escabullió al tocador. Sus miradas se cruzaban y la electricidad crecía. ___ intentaba convencerse que esa atracción no podía ser satisfecha, aunque su piel le gritara lo opuesto.

Minutos después se abrió la puerta y ___ supo quien era. Su voluntad era cada vez más débil y sus ganas más fuertes. Escuchó el pestillo cerrarse. En silencio sintió su presencia muy cerca.

–_____ –dijo él como saboreando las sílabas– Me gusta tu nombre.

–Joseph –casi suspiró ella.

–Suena mejor cuando tú lo dices.

Se miraron y de nuevo los recorrió esa electricidad.

–Es una broma cruel que vayamos a estar tanto tiempo juntos –dijo Joseph con voz profunda.

–¿Cruel?– preguntó ___ con una sonrisa.

Él asintió y sus dedos rozaron el delicado brazo. ___ observó el contacto y estuvo de acuerdo

–Cruel.

–Casi puedo tocar la química –dijo acercándose más a su espalda– Lo bueno que podría ser.

___ casi tembló. Joseph subió sus manos por los brazos y llegó hasta su cabello. Cerró sus ojos e inclinó el cuello cuando movió su cabello hacia un hombro. Joseph sentía su pulso. Inhaló su perfume y ___ supo que era su fin. Puso una mano sobre su fuerte brazo y él giró su cuerpo con una mano en su cintura.

Su rostro estaba muy cerca. Acarició su torso y el movió su mano a su espalda. Sus cuerpos se pegaron y sus muslos se encontraron. Joseph acarició su cuello y ___ acercó más su cadera. Con cada respiración sus pechos rozaban y ella notó que la tela del vestido se sentía muy delgada. Joseph acercó su boca a su oído.

–Toda esta electricidad –la voz de Joseph le erizaba la piel.

___ sentía el calor del pecho masculino contra el suyo y fue consciente de que su cuerpo respondía por sí solo. Retrocedieron a una esquina y Joseph besó su oído. ___ subió una mano al cabello de él, buscando equilibrio. La masculina mano recorrió su costado, pasando su mano por un lado de su pecho pero sin acercarse más. Los besos en su oído bajaron al cuello y sus muslos se acariciaron. ___ separó sus piernas y la otra mano de Joseph se deslizó hacia sus nalga. ___ jadeó y jaló de su cabello.

–Tócame –dijo enfebrecida.

Sintió su mano moverse por la orilla del vestido y un segundo después la cargó hasta el amplio barandal del balcón. ___ sintió su erección entre los muslos y su cuerpo respondió a él. Se frotó contra su pantalón y la aspereza del cinturón contra ella le sacó un gemido.

Joseph hundió su cabeza en el cuello, llegando a ese punto que le derretía las rodilas y empujó su cuerpo más cerca de sus muslos.

–Tócame –repitió ___.

Colocó una de sus manos en su rodilla y subió lenta y torturosamente hasta su cadera. Los dedos se enredaron con la tela de su tanga, ___ se aferraba a los anchos hombros.

–Quiero recorrer tu cuerpo entero, ____– su voz ronca– pero si continúo, no voy a querer detenerme.

En silencio disfrutaron de sus respiraciones, sus latidos y su aroma mezclados antes de alejarnos. ___ aprovecha el aire para pensar claro. Joseph tenía razón, era muy peligroso.

___ cerró los ojos y bajó una mano a su erección. Se sentía enorme y dura en su mano. Despacio, la acarició y reunió fuerzas para alejarse de sus brazos.

–Adiós, Joseph.

Be Mean - Joe Jonas & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora