____ despertó temprano y fue al baño. Le dolían las piernas. Cuando regresó a la cama, Joseph la sujetó por la cintura y murmuró algo aún dormido. La respiración de Joseph en el cuello la distraía y pegó su cuerpo al hombre desnudo que la abrazaba por detrás. Las manos de Joseph la acariciaban sin prisa, de arriba abajo por la cintura, los brazos, las piernas y cuando ya estaba sensible en todos los rincones de su cuerpo, un muslo masculino se metió entre los suyos. Con gusto acogió el musculoso invitado y gimió cuando el muslo rozó su clítoris. Joseph dio mordiditas en su espalda y la erección que crecía contra su trasero le dijo que también estaba despierto.
–Buenos días –gruñó él detrás de su oreja.
___ sonrió
–Van bastante bien
Joseph río en su nuca y bajó una mano para acariciar los pliegues de ___. Gruñó ante la humedad. Siguió acariciando su pierna y la extendió sobre su muslo. Con cama regresó las caricias a sus nalgas y finalmente a su clítoris. ___ arqueó la espalda y lo agarró del cabello. Joseph abrió más las piernas, dejándola totalmente extendida para él y pasó la cabeza debajo del brazo de ___. Con una sonrisa la miró a los ojos y lamió uno de sus pechos. Ella soltó un suspiro y cerró los ojos del placer.
–Anoche no pude prestar todo el tiempo que quería a saborear todo tu cuerpo. Pero hoy no voy a dejar que te levantes de la cama hasta que recorre todo tu precioso cuerpo con mi boca.
____ lo miró y tomó su erección entre las manos.
–Te prometo lo mismo, hoy no te escapas.
Joseph la penetró con el dedo medio y le mordió los labios antes de besarla profundamente. Unos segundos después la colocó sobre su espalda y se sentó ente sus piernas. Llevó una pierna a su boca y besó sus pantorrillas. Pasó los dientes sobre la piel de sus pies y ___ soltó un largo gemido. Con las manos y la boca se desplazó hasta su muslo y ___ ardía porque la tocara pero Joseph se dedicó a recorrer y lamer la otra pierna. Cuando lamió detrás de su rodilla, ___ ya no podía contener sus caderas. Joseph sonrió cuando llegó nuevamente a su muslo y aspiró el aroma de su humedad.
–Me vuelve loco tu aroma, ____.
Ella puso una mano en su cabello intentando dirigirlo a ese punto que tanto necesitaba sus atenciones pero Joseph lamió el punto donde muslo y pelvis se unían, evitando intencionalmente su vulva.
___ suspiró frustrada y Joseph mordió su ombligo.
–Apenas voy empezando, cariño –dijo divertido.
–Recuerda esto cuando sea mi turno de hacerte sufrir, Joseph –dijo ella mareada del placer.
Él recorría su estómago y costillas con gusto. Sonrió contra su piel.
–Sé mala conmigo, ___. Por si no lo has notado, me gusta rudo.
Ella levantó las caderas cuando sintió su lengua debajo de su pecho.
–A mí también, por si no te diste cuenta.
Joseph río y mordisqueó su otro pecho.
–Por supuesto que sí, casi me vuelvo loco gritando tu nombre.
Pasó la lengua desde su costilla hasta su pezón y ___ gimió. Tiró del sensible nudo y lo mordió sin piedad. Ella gritó cuando Joseph atacó con su veloz lengua su pezón. Elevó el pecho con desesperación y entre gemidos pidió que tocara el otro pecho. Joseph lo apretó y rozó con la palma el otro pezón. Lamió dos dedos y lo retorció mientras succionaba el otro y rozaba sus dientes en cada gemido. Con una lamida final, pasó a probar el otro pecho y el frío aire en el pezón húmedo le provocó escalofríos. Giró su pulgar alrededor de la aureola y luego pasó sus uñas sobre las costillas de ___. Tras dejar igual de sensible y rojos ambos pezones, Joseph tiró de ellos con los dedos y pasó su lengua al cuello de ___. Ella ya no podía soportarlo más y buscaba su contacto en todo momento entonces Joseph tomó sus manos y las colocó encima de su cabeza para mantenerla quieta. Los pechos de ___ rozaban su cuerpo pero Joseph estaba perdido en su cuello, lamiendo, chupando, besando cada rincón que encontrara. Los gemidos de ___ estaban fuera de control y Joseph se sintió increíble por haber descubierto su punto débil. Cada lamida arrancaba un delicioso gritito de placer de sus labios y cuando chupó su lóbulo, su cuerpo brincó. Joseph aprovechó para decirle calientes palabras cuando se movió al otro oído y la sentía prácticamente gotear sobre su muslo.
–¿Quieres que lama todos esos deliciosos jugos que están mojando mi pierna, ___?
Ella asintió frenéticamente y sus ojos estaban vidriosos de placer.
–No pensé que besar tu cuello te pusiera tan caliente, estás temblando, preciosa. Me muero por probar otra vez ese coñito tuyo pero verte así, suspirando por mis besos y mi voz, es adictivo. Otro día voy a hacer que te corras con mi voz y con mis besos, pero creo que ya necesitas algo más, ¿Verdad? Dime qué necesitas, ___.
–Necesito correrme con tu lengua dentro de mí, y luego quiero que entres tan profundo en mí que te sienta hasta el ombligo, Joseph.
–Suena perfecto –gruño Joseph girándola sobre el colchón.
Recorrió con sus manos su espalda y nalgas y llegó hasta sus rodillas. Jalando, las dobló y su coño quedó expuesto. Acarició sus nalgas mientras bajaba por la espalda con sus labios, deteniéndose a dejar ligeras mordidas y lamidas que la hacían temblar aún más. Luego bajó sus manos por la parte trasera de sus muslos y dio una larga lamida por los resbaladizos pliegues de ___.
El gemido que soltó vibró por la habitación y Joseph rápidamente se perdió en esa caliente suavidad. Sus manos acariciaban y separaban más sus piernas. Sus dedos se hundían en los pliegues y rozaban el hinchado clítoris. Gotas de humedad resbalaban por los muslos de ___ y Joseph los lamía sin desperdiciar nada. Era como su quisiera probar todo su sabor sin dejar nada en el plato. Lamía lento y rápido, duro y suave, succionando y besando, haciéndole el amor con la boca. Se perdía profundamente en el canal de ___, recorriendo cada textura con la curiosa lengua y ella gritaba el placer al que la estaba llevando. Entraba en ella con 2 y luego 3 dedos y luego volvía a perderse en ella con la boca.
La colocó boca arriba y le extendió las piernas completamente antes de dar las últimas lamidas hambrientas por todo su coño y llevarla al orgasmo haciendo rápidos círculos en su clítoris. ___ gritó su nombre con voz ronca antes de que una ola de temblores la dejaran sin poder hablar. Joseph rodeó son las piernas su cabeza y devoró cada gota que salía de ___. El placer fue tan fuerte que los temblores tardaron mucho más de lo normal y la dejaron agotada. Cuando finalmente Joseph lamió todo lo que había por lamer, escaló sobre su cuerpo y besó su cuello mientras se recomponia.
Cuando pudo respirar, lo miró incrédula. Joseph la veía con hambre.
–¿Por qué esa mirada?
–Porque me acaban de dar el mejor sexo oral de mi vida.
Joseph se mordió el labio y la estaba devorando con la mirada.
–Tu coñito es lo más delicioso que he probado en toda mi vida. Si no me encantara aún más cómo aprietas mi pene, me pasaría todo el tiempo con la cabeza entre tus piernas.
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Be Mean - Joe Jonas & Tú
Fanfic-Estás tan mojada -gruñó Joseph mientras extendía ambas piernas con las manos. -Desde que te conocí -respondió ____. Un eléctrico encuentro puede cambiarlo todo. Especialmente si no sabes con quién te estás metiendo. La química es innegable y su ca...