Los largos dedos le cubrieron los pliegues y los sintió resbalar con facilidad. ___ gemía y movía la cadera para sentirlo más cerca. Con una larga lamida, Joseph calentó su piel aún más. Dos largos dedos entraron en su apretada vagina y lo escuchó gemir entre sus piernas. Sintió sus suaves labios subir por sus pliegues y cuando estuvieron contra su clítoris, sintió la húmeda lengua salir lentamente para acariciarlo. Los dedos en su interior se retorcieron y ella gimió al sentirlos acariciar las paredes. Mientras sus dedos se movían al ritmo de sus caderas, la dulce boca de Joseph besaba su clítoris. Sentía la lengua sobre su apretado clítoris y luego sus labios succionarlo. Jadeó cuando la lengua recorría más de sus pliegues antes de regresar a atormentar el duro punto.
Los expertos dedos aumentaron de velocidad y el choque de su mano contra su vagina la estaba llevando más y más cerca. Sus caderas se movían contra su boca y Joseph gruñía antes sus movimientos, haciéndola temblar con el sonido.
–Sí Joseph, sí –era lo único que lograba vociferar entre gemidos.
Él gruñía y la observaba desde su posición, los labios abiertos, los puños apretados aún sobre su cabeza, los pechos hinchados brincaban con sus movimientos, los dedos de los pies también apretados, los muslos temblando.
Aumentó el ritmo en su clítoris y cuando sintió las vibraciones aumentar, moridió lentamente uno de sus labios hinchados. ___ gritó de placer y sintió sus paredes apretar más fuerte sus dedos. Los giró y buscó ese escondido punto atrás de su ombligo. Lo alcanzó y chupó fuerte de su clítoris. __ se quedó sin respiración y sintió todo su cuerpo temblar, las piernas intentando cerrarse unas con otras. Joseph las mantuvo extendidas y acarició un poco más dentro de ella, luego reemplazó sus dedos por su boca y bebió de su placer que brotaba hacia los temblorosos muslos. ___ gimió con fuerza y se llevó un puño a la boca.
–Déjame escucharte, nena. Quiero escuchar cómo terminas en mi boca.
___ gimió y bajó una mano torpemente hacia su cabello. Gimió mientras las vibraciones terminaban de recorrer sus piernas y movió la cabeza con desesperación.
–Bésame –exigió con la voz ronca.
Joseph besó nuevamente su mojada entrada y recorrió el cuerpo de ___ con los labios. Lamió su ombligo, tiró de sus pezones, mordió su cuello, gimió en su oído y finalmente hundió la lengua en su boca. Las manos de ___ buscaron su cuerpo entero y entrelazó una pierna en su cadera. Con suavidad, Joseph tiró de la corbata en sus ojos y la dejó a un lado. Acarició su rostro y mordió su labio inferior lentamente. ___ pasó una mano por su cuello y lo jaló hacia el colchón.
Sus cuerpos giraron y ella rodeó con sus piernas la cadera de Joseph. El duro pene salía con fuerza entre sus pliegues. ___ se mordió un labio y gimió profundo ante esa vista.
–Me encanta morder ese labio –dijo Joseph rozándolo con su pulgar.
___ sonrió y bajó su cuerpo hacia su boca, los pliegues mojando la dura erección. Joseph gimió con voz ronca antes de atrapar su lengua con la suya, una mano en su nuca y la otra en su cadera.
Ella movió la cadera lentamente y recorrió su duro pecho con una mano.
–Me encanta sentirte tan grande y duro contra mí. Me haces sentir poderosa.
Joseph gruñó.
–Eres, ___. Ve cómo me pones. Me pones así solo con verte y con pensar en ti. ¿Te acuerdas de la llamada esa primera semana?
___ sabía perfectamente a qué se refería. A la vez que llegó al orgasmo por teléfono con él. Asintió.
–Claro que me acuerdo.
–Jamás había terminado tan fuerte por teléfono, ___. Desde ese día la idea de tenerte temblando por mí no ha salido de mi cabeza.
–Eso es sencillo, tus manos y tu boca son increíbles.
–Y tú también me pones a temblar, preciosa. Por las noches recuerdo tu sabor y me pone duro. El sabor de tus labios y el de tu dulce, tan dulce, vagina.
___ gimió y restregó más su cadera contra él. Ambos exhalaron.
–Siente lo mojada que me ponen tus palabras, Joseph. Fóllame, necesito follarte.
–Hazme tuyo, preciosa.
___ sonrió y tomó un condón. Con una sonrisa, le dio la espalda aún sobre su cadera y bajó sus labios hasta la potente erección. Lo escuchó jadear y sintió una mano acariciar sus nalgas. Con gusto, lamió su duro falo y succionó suavemente. Un dedo de Joseph jugueteó nuevamente en su entrada y se acomodó mejor para poder lamer su pene, exhibiendo aún más su trasero hacia él.
–Lo que me haces no es justo, nena –dijo divertido– si quieres que te folle quita tu hermoso culito de mi cara porque no prometo comportarme.
___ rió y acarició sus testículos con las uñas. Joseph siseó y mordió una de sus nalgas mientras acariciaba la otra. Hundió un dedo en su vagina lentamente. ___ suspiró y lamió con más ganas su suave cabeza. Pasó con cuidado sus dientes por el borde y Joseph jadeó con fuerza. Le dio una palmadita en la nalga y ___ gimió con su pene en la boca, haciéndolo gemir más.
–___ –dijo con la voz entrecortada– sigue así y lo único que vas a sentir en tu apretada vagina van a ser mis dedos. Quiero follarte.
Dio otra nalgada y ___ arqueó la espalda. Gimió contra su erección y la apretó más en la mano.
Joseph jaló de su cintura para que se incorporara y se sentó también.
–Oh, ___, dime que no te gustan las nalgadas –dijo con la cabeza contra su nuca.
___ gimió en respuesta. Joseph mordió su oído.
–Dios, preciosa, vas a volverme loco.
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Be Mean - Joe Jonas & Tú
Fanfiction-Estás tan mojada -gruñó Joseph mientras extendía ambas piernas con las manos. -Desde que te conocí -respondió ____. Un eléctrico encuentro puede cambiarlo todo. Especialmente si no sabes con quién te estás metiendo. La química es innegable y su ca...