XXXI

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___ bailaba con los ojos cerrados, viendo las luces moverse detrás de sus párpados. Amaban ir a Scarlet porque era de los pocos lugares de Chicago donde la gente en serio bailaba y donde podían evitar la agotadora rutina de chico-envía-bebidas-a-su-mesa y ellas-la-rechazan, o peor aún los desconocidos que llegaban desde atrás para intentar bailar con ellas. ¿En serio los hombres pensaban que era una buen técnica?

Scarlet era un divertido club gay al cual los hombres heterosexuales únicamente podían entrar si venían acompañando a alguien de la comunidad LGBT+, así que las mujeres podían divertirse y bailar libremente.

Liv se acercó con un chico bastante guapo y los presentó. Luego, el amigo de Liv las presentó con sus amigas y amigos, algunos de San Francisco y otros de Chicago, y pasaron la noche bailando juntos. Lucas, el amigo de Liv, se despidió brevemente antes de dirigirse a la cabina de sonido y comenzar su set. Los sensuales ritmos latinos inundaron el oscuro lugar y ___ sonrió cuando sus amigas comenzaron a moverse lentamente. Esos spring-breaks al caribe mexicano durante la universidad habían servido bastante. La música aumentó de velocidad y se dejó llevar, moviendo las caderas de un lado a otro, diviertiéndose con el grupo que la acompañaba. Un par de canciones después sintió una mirada en la nuca y notó que uno de los amigos de Lucas le sonreía tímidamente desde su lugar. Le sonrió de vuelta y siguieron bailando a lo lejos.

Cuando estuvieron más cerca, un rato después, notó que era más joven, probablemente recién había salido de la universidad. Le devolvió la mirada, curiosa por ver si sentía algún tipo de atracción hacia él, pero aún no sentía esa atracción. Sus cuerpos se tocaron levemente y una ligera electricidad subió por su espalda. Bailaron por un rato, sus manos rozando las del otro de vez en cuando, tentando la atracción. ___ cerró los ojos y su mente la transportó a la noche en el club con Joseph. Su piel se erizó, solo de recordarlo la electricidad subía por todo su cuerpo.

Recordó la profundidad de su mirada, lo potente de su delicioso aroma, la fuerza de su presencia cerca de ella, tan fuerte que la atraía más cerca. Mordió ligeramente su labio al pensar en su cuerpo moviéndose contra el de ella, el ritmo de sus caderas en su espalda, los cálidas manos apenas tocando el costado de su cintura y cómo la había hecho temblar. Extrañaba esas manos, esa fuerza que los jalaba cerca. La hacía sentir poderosa, consciente del efecto que tenía en él, y Joseph nunca temía demostrarle lo que provocaba en él.

No había manera en que ella fuera a cansarse de Joseph. Desde a primera vez que se acostaron, su hambre por él había ido en aumento, y después de Detroit sabía que el deseo que tenía únicamente se había potencializado. Ni siquiera era cuestión del sexo y nada más, no, era toda su presencia. Su deseo abarcaba todo el placer que sentía cuando tenía sexo con Joseph pero también hablar con él, reir con él, bailar con él. Deseaba –necesitaba– todo el calor de su persona.

Una mano en su cintura la devolvió a la realidad. ___ abrió los ojos exaltada y vio al chico muy cerca de ella. No, no sentía ningún tipo de deseo por él. Tomó su mano y lentamente la quitó de su cintura.

–Lo siento, pero no –le dijo tranquilamente.

El chico la miró confundido pero finalmente le dio una pequeña sonrisa. ___ se la devolvió en modo de disculpa y se acercó un poco más a sus amigas. ¿Sería demasiado llamarle a Joseph para consolar su necesitado cuerpo? Mierda, pensó, esa noche iba a necesitar a su querido vibrador después de semanas de tenerlo abandonado.

Be Mean - Joe Jonas & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora