XXV

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Cuando la fuerza que los empujaba más cerca fue insoportable, Joseph colocó ambas manos a los lados del asiento de ___ y se arrodilló frente a su cuerpo. Sus labios se perdían entre encuentros cada vez más apasionados y el cuerpo de ___ se fundió con el respaldo cuando Joseph se inclinó por completo sobre ella. Sus manos intencionalmente sin tocarla. ___ trazó con las manos las curvas del duro pecho y espalda y cuando la presión de su cuerpo se volvió insuficiente, rodeó sus piernas en las caderas de Joseph. Con rapidez, él rodeó sus muslos con las manos y elevó su cuerpo fuera del asiento. Se dirigieron al sillón.

Joseph la sentó en el centro y con un profundo beso se alejó de ella. ___ lo observó dirigirse al closet y cuando regresó traía corbatas en una mano. La observó con intensidad cuando se arrodilló frente a ella.

–¿Confías en mí, nena? –preguntó con voz ronca.

___ extendió su mano hacia el cabello oscuro de él y Joseph se inclinó hacia su caricia y cerró los ojos.

–Sí –dijo con seguridad.

Joseph abrió los ojos y la besó profunda y largamente. Sus fuertes manos se deslizaron lentamente dentro de su blusa y la subieron en su camino por la espalda. Joseph la colocó sin separar sus labios en un lado del sillón y dirigió las caderas de ___ para que se levantara. Sus cálidos labios exhalaban sobre la piel de su abdomen y unió sus miradas nubladas.

Sus dedos se dirigieron al botón y lo abrió lentamente, disfrutando de la electricidad que llenaba la enorme habitación. Con dedos seguros deslizó el pantalón de mezclilla por sus curvas y recorrió con su mejilla la piel de su cadera, sonriendo contra su piel. Se deshizo de sus zapatos y del pantalón.

___ sentía la humedad rebosando entre sus piernas y unió nuevamente sus labios con más ansias que antes. Joseph la atormentaba con un ritmo profundo y largo. Sin tocarla, desabrochó el sujetador de encaje púrpura y cayó a sus pies. Joseph desplazó sus labios al lóbulo de su oído y sus piernas temblaron. Él soltó un suspiro ronco contra su piel antes de morder el sensible punto detrás de su oído.

–Quiero que entregues tu cuerpo a mi boca, cariño. ¿Puedo pedirte eso?

___ gimió.

–Puedes pedirme todo lo que quieras, Joseph.

Él tembló por la sinceridad de la voz en su oído y la observó directo a los ojos.

–Confía en mí, ___, es lo que más deseo.

___ asintió y juntó sus manos en su espalda.

–Confío en ti, Joseph. Más allá de mi cuerpo con el tuyo.

Joseph supo que lo decía en serio, él confiaba de la misma manera en ___.

Tomó su rostro entre sus manos y la miró profundamente antes de hablar.

–Estás segura conmigo, ___. Siempre.

Con una sonrisa en la mirada unieron sus labios nuevamente antes de que él bajara a su cuello. Con delicadeza, juntó las manos de ___ y las rodeó con una corbata. La tela era sedosa contra su piel. Los labios de Joseph regresaron a sus labios para un fugaz beso. Deslizó otra corbata entre sus cuerpos y la fría tela descansó entre los hinchados montes. ___ bajó la mirada hacia la tela y luego miró a los ojos de Joseph con una mirada que le secó la boca. Con los ojos nublados, mantuvo su mirada mientras la corbata se deslizaba hacia una mejilla y sobre sus ojos. La sensación de la tela fría la hizo abrir los labios para inhalar. Sintió las manos de Joseph bajar por sus brazos y jaló ligeramente sus manos hacia abajo.

–Siéntate.

La grave orden le erizó la piel y se mordió el labio inferior inconscientemente. Sintió la suave tela en sus piernas y las manos de Joseph se movieron a sus rodillas. El contacto hizo que abriera las piernas ligeramente. Las manos se movieron a su cadera.

Be Mean - Joe Jonas & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora