Narra Rita
Estaba sentada en una silla, atada a una soga. Lo último que recuerdo era estar hablando con Fu hasta que me desmayé por alguna razón.
Que dolor de cabeza. Abrí un poco más los ojos para encontrarme a Fu sentado y atado igual que yo. Traté de acercarme a él, aunque era imposible por la silla.
— ¡Fu! — lo llamé pero no tuve una respuesta.
Lo volví a llamar, mas tuve el mismo resultado.
Luego de unos minutos, Fu empezó a removerse en su lugar. Abrió los ojos lentamente para examinar el lugar y luego se posaron en mí.
— ¡Fu! ¿Estás bien?
— Eso creo. ¿Qué ocurrió?
Estaba a punto de responderle pero se oyó el ruido de la puerta abriéndose.
Ella estaba ahí. Mi hermana. Nos miraba con una sonrisa maniaca.
Esta mujer llegó a otro grado de locura.
— Acércate más, y te romperé la cara. — la amenacé.
Ella se acercó un poco más, hasta llegar a centímetros de mi cara.
— ¿Con qué? — preguntó riéndose — No tienes nada con que defenderte.
Me quedé en silencio un rato.
— Tu silencio lo dice todo. — se giró a Fu — Hola Federico, ¿qué tal estás? Tanto tiempo.
— No muy bien, ¿qué tal si te confiesas a la policía, te llevan a prisión y nos libramos todos de esto? — le preguntó con una sonrisa falsa.
Se acercó más al rostro de Fu.
— ¿Que te parece si en ves de hacer eso, me dan las pócimas y los miraculous de Ladybug y Chat Noir?
— ¡Ni en tus sueños! — grité enojada.
Traté de liberarme, pero no podía. Estaba muy bien atada.
Cuando era joven, mi mamá me ataba a algunas sillas para tener mejor postura, lo cual resulto. Pero cuando era más pequeña, desataba los nudos y huía, para jugar con mis amigas. Era muy traviesa. Tal vez con el paso del tiempo perdí el toque.
— No trates de liberarte, hermana. Sino, lo lamentaras.
— Si, claro. — dije sarcásticamente — No puedes amenazarme con nada.
— ¿Ni con esos héroes?
— ¡No los toques! — exclamó Fu moviéndose en la silla.
Ella se río, lo que me provoco más rabia.
— Hermana, todo el mundo tiene la debilidad. — tomó aire — Y al parecer tu talón de Aquiles son esos niños.
— No te saldrás con la tuya. — murmuré.
Abrió la puerta para irse pero antes pronunció las siguientes palabras.
— Oh... — sonrió — Creo que ya lo hice.
Y cerró la puerta para volver a dejarnos solos.
— ¿Qué haremos? No permitiremos que los lastimen.
— No. — miré al suelo. — Tal vez... este es el fin.
— ¿Qué? ¡No, Rita! — exclamó Fu tratando que lo mirara — No digas eso. Saldremos de esta como siempre lo hicimos.
— ¿Cómo? — le pregunté mirándolo.
Él meditó un poco con sus pensamientos hasta que se le ocurrió una idea.
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En Miraculous
FanfictionEric y Sophie son de la dimensión de la tierra donde ven ambos la serie Miraculous Ladybug, es su favorita. Ambos son mejores amigos y portadores de los miraculous del halcón y araña para vencer a Paris de las garras de una hechicera. Esperen... c...