31 - Un origen extraño

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Narra Sophie

Bajamos las escaleras para encontrarnos a Marianne y Fu hablando. Estos pararon al vernos bajar.

— Niños, — nos llamó Marianne — cuando rescaté a Fu y Rita, agarramos las pócimas, así que Tari no las tiene.

— Si, aquí está. — mencionó Rita tomando una botella de color  — Gamuris Totalus, esta es la de Plagg y Tikki.

Se las extendió, ambos se transformaron en humanos para tomarla más fácilmente.

Se sintieron algo extraño luego de beberla, pero después se retiraron para hablar en privado.

— Bien. — retomó la palabra nuestra maestra Rita — Además, quería decirles lo que voy a descubrir sobre lo que dejó el maestro Wong.

— Cierto, ¿debías hacer una poción? — cuestionó Eric.

— Así es. — le contestó. — Esa poción nos dará la oportunidad de ver que ocurrió con él.

Se retiró de la habitación para buscar algo. Se hizo un silencio hasta que Fu decidió romperlo.

— No sabemos si es un tema fuerte y delicado, o alegre y único; así que habrá que tener cuidado con lo que veamos, ¿de acuerdo, chicos?

— Está bien. — respondimos los cuatro.

Pasaron unos minutos hasta que Rita nos dio un vaso en el que estaba vertido el líquido. Lo miré para inspeccionarlo, se veía para beberlo aunque a la vez me hacía dudar.

Fu y Marianne fueron los primeros en beberlo de un trago, seguidos de Adrien, Marinette y Rita. Todos se desmayaron a los segundos de tomarlo.

Me senté en un sofá por las consecuencias de esta bebida, Eric se sentó a mi lado. Ambos nos miramos decididos para beberlo. Y finalmente se volvió todo negro.

[...]

Narra Eric

Estaba en un lugar que no reconocía. Podía apreciar que era un pueblo, veía a los habitantes caminando por las calles, sin notar mi presencia.

Me fijé en una muchacha que era rubia de ojos celestes. Se parecía a Rita, solo que más joven, decidí acercarme a ella y escuchar la conversación que tenía con ella misma.

— ¡Es increíble que Rita se quedé con Gerard! Me vengaré, lo haré. Aunque me tarde toda mi vida.

Rodeé los ojos. Es Tari al parecer. Literalmente odió a Rita desde que le comentó ese tema. No puede ser.

— Hola lindura. — mencionó una voz de hombre.

Me volteé para verlo. Era un hombre de cabello negro, piel pálida y ojos marrones. Al parecer, parecía un poco mayor que Tari, como unos dos años.

— ¡Vete de aquí, idiota! — le gritó la muchacha.

— Pero... — se acercó a ella lo suficiente para acorralarla en la pared. — ¿No nos podemos divertir un rato?

Ante esa pregunta, Tari sonrió con picardía.

— Hazme lo que quieras. — le respondió para luego comenzar a besarse.

Además de malvada, zorra. Y después se queja que Rita le quito el amor a su vida.

Luego de eso, todo se desplomó. No había nada, estaba todo negro.

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