Caminaba por un bosque oscuro. La senda frondosa llenaba sus fosas nasales de toda clase de olores y visiones.Sus pies descalzos disfrutaban el tacto del pasto bañado de Rocío. Los lobos salían corriendo de la nada y pasaban a su lado, huían despavoridos.
Allí, subiendo una empinada colina bañada del fulgor de la luna estaba ella. Sonriendo, mostrando los afilados dientes. La poca claridad mostraba un reluciente color carmín en los labios, sin ser necesariamente era lápiz labial.
No podía verle los ojos desde tan lejos, y eso era algo para estar agradecidos.
La vio acercarse, mientras animales salvajes y peligrosos guardaban su distancia y le huían como a la peste.
Pero él no escapó, no existía sitio donde guardar refugio. Si ella decidía acabar con su vida de una mordida el destino era tan inexorable como el sol por las mañanas.
Ella llegó a él. En lugar de enterrar las fauces en su cuello o hurgar con sus manos en su interior para extraerle el corazón... lo tomo en sus brazos... y lo meció con ternura tarareando una canción de cuna.
"Me tienes en tus manos..." le dijo él "¿Por qué no me comes?"
Ella abrazó su cuerpo a la luz de la luna y paseó por el bosque resguardandolo del frío.
"¿Qué motivo tendría para eso?" inquirió ella calmada.
"El hambre. Los instintos. La gula..."
"¿Acaso no pudo el hombre controlar los instintos para crear el mundo?" preguntó ella.
"Los instintos llevaron al hombre a crear lo que ha creado. Sus invenciones solo son un reflejo de ellos"
"¿Y acaso no puede el lobo ser animal doméstico?"
"Lobo siempre será lobo, porque siempre tendrá colmillos" replicó él.
"¿Y no puede un ser de la noche aprender a amar?"
"¿Acaso alguien podría amarme a mí alguna vez?"
"¿Acaso necesitas que te amen?"
"¿No lo necesitamos todos a veces?"
"El amor tiene tantas variantes como el arcoíris, con tonalidades que ni siquiera el ojo puede percibir" poetizó ella.
Un suave viento los rodeó y el murmullo de la noche habló de ellos... y habló de nada.
"No merezco el amor..." comentó él.
"Es por eso que necesitas ser más amado que todos los demás" replicó ella.
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ENTRE BARROTES
Fiction généraleHans vive tranquilamente sus días de confinamiento en la celda 006, la celda maldita, según dicen algunos reos. Todos los compañeros de Hans están muertos ahora. La vida es sencilla, hasta que llega a la celda 006 un niño rubio y errático, completam...