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Llegaron al comedor otra vez tomados de la mano. Hans era quien arrastraba a Sabino, que no se veía en lo absoluto emocionado. Ver a Hans de nuevo lo aliviaba pero estaba demasiado desquiciado, había olvido todo lo referente a los últimos... ¿qué? ¿como 8 años?

—¡Mira qué comida tenemos aquí, hermano! —comentó Hans con emoción—. Tienen empanadas de pollo y salsa. Mi mamá hacía unas empanadas muy ricas. Ven, prueba. Están deliciosas seguro. Huele a que lo están. 

El alemán le metió comida Anthony en la boca sin siquiera dejarle espacio para que se sentara. Acabó atragantándose con el bocado y Hans tuvo que proceder con la maniobra Heimlich para hacerlo escupir de vuelta el trozo. El nuevo hermano de Anthony se disculpó y fue a buscar un vaso de jugo para él.

El rubio no solo estaba irritado, ¡estaba exasperado! 

—Dios mío, ¿qué voy a hacer?

—¡Oye! —se acercó Pete El Loco de repente—. ¿Qué le pasa a Hans? Lo veo muy animado hoy. Eso no puede ser nuevo de ningún modo.

—¡Pete! —a Anthony se le iluminó la mirada apenas lo vio—. Tienes que ayudarme. Es Hans, está delirando. Cree que tiene 25, que esto es un sueño y que yo soy su hermano gemelo malvado algo así. 

—Hans no tiene hermano gemelo. No pueden haber dos patanes así en este mundo.

—El caso es que estoy condenado ¡no me recuerda! y... y... oye... ¿Qué es eso?

Anthony se distrajo al ver que Pete El Loco lamía un cucurucho de helado con bolas rosadas y verde lima. Se veía rico y era grande.

—Helado, ¿Qué otra cosa podría ser? —dijo Pete con sarcasmo—. Te garantizo que no es un filete o jamón serrano amigo. 

—¿Helado en el desayuno?

—Es raro, lo sé. Resulta que todos le pedimos durante la hora del cuento a Nana que nos trajera helado, fue decisión unánime. Y ella dijo que lo serviría de postre una vez al mes. Si no quieres perdértelo te recomiendo que lo pruebes ya. Muchos no llegarán a la próxima ronda.

—¡UUUHH! Qué emoción. Espero haya de ron-pasas o de galleta con... ¡No! Espera. ¡Hans! Esteba hablándote de Hans. Está raro. Tienes qué ayudarme.

—¿Ayudarte? ¿Qué no ves que estoy en asuntos de suma importancia?

—¿Cuales asuntos? ¿Qué podría ser más importante que ayudar a tus amigos?

—¿Amigos? ¿Cuales?

—Hans y yo. NOSOTROS somos tus amigos. Tus mejores amigos. No me digas que también te falla la memoria.

Pete dio otra lamida a su cucurucho y mordisqueó el cono. 

—Ustedes no son mis amigos —reveló El Loco—. A veces los ayudo porque parecen los más cercanos a salir de este basurero... Este basurarto con helado de fresita y chocolate con chipitas —dio otra lamida— ¡Guau! Está rico, tenía años sin probar estos sabores. Casi me trae recuerdos de... ¡Hey! ¿Qué te pasa, socio? 

Anthony dio un manotazo y el cono de Pete cayó al piso, donde, antes de que el chico pudiera recorgerlo impunemente del suelo, alguien más paso a toda velocidad, lo puso en un plato y corrió lejos. Dejando a Pete con el brazo extendido y los sueños rotos.

—¡NOOOO! Mi cucurucho —se lamentó—. ¡Se habían acabado esos dos sabores! ¿Tienes idea de lo que hiciste, Anthony?

Pete se veía realmente dolido por la perdida de su manjar, quizá el titulo de "Loco" le quedaba por algo.

ENTRE BARROTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora