Ángel | Cristian Pavón [2]

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CAPÍTULO 3 | La llamada.

21 de enero.

Cristian.

Miro casi con rapidez los mensajes que me llegaban al WhatsApp, casi ninguno que me llame la atención y los que podrían llamarme la atención era de mi familia, que estaban conmigo ahora.  Son muchos feliz cumpleaños y todavía no puedo contestarlo todos, pero logro responder rápidamente algunos que me aparecían arriba.

—¿Ninguno de ella?

No la esperaba, ni la escuché entrar así que cierro los ojos porque me había asustado.

—Golpea boluda —le digo a Lourdes, quién se ríe e ingresa para sentarse a lado mío, dejo mi celular a un lado para ponerme las zapatillas.

Sé perfectamente a qué se refería ella, sé que seguro estaba queriendo que le diga algo, pero de mi no iba a sacar nada. A mí no me jode.

—¿Te saludo Emma?

Vieron, solo eso quiere saber. Suspiro y me levanto para levantarla a ella con la mano de la cama y tratar de sacarla de mi pieza.

—¿¡No!? —se ofende, se frena y me detengo para mirarla seria.

—No, ahora no jodas. —le digo bruscamente para irme, pero me freno y veo la cara de tonta que tenía mi hermana, me pongo mal, le había dicho de mala forma y suspiro agarrándome la cabeza y tratar de ser lo más sincera con ella acercándome—. Sabes que no estamos más juntos, no te hagas la tonta.

—¡Obvio que sé eso! —grita como ¿ofendida? arqueo una ceja y ella suelta suspirando—. Pero pensé que no tan mal, digo, pensé que no terminaron tan mal para que ella no te saludé.

No sabría cómo explicarle eso a ella, no sé si se enojaría o qué, pero supongo que sí le contaba la verdad de lo que fue Emma y yo le tendría que contar a toda mi familia. Y sinceramente, ganas era lo que faltaba, así que pasaba de todo eso.

—No terminamos mal —me quejo, pero estaba mintiendo.

Emma si, no me saludo. ¿Esperaba un saludo de ella? Si, sé que no es mala. Nunca lo fue, así qué si ella de verdad no me saludaba entendería que le dolió mucho que yo actuará como un boludo cuando ella me dijo lo que le pasaba conmigo de verdad.

—Pero... No nos hablamos hace banda Luli, ella no tiene porqué hablarme tampoco, además debe estar ocupada, que sé yo... No pasa nada tampoco si no me saluda, no es el fin del mundo.

—Bueno, eso explícale a tu cara —contesta señalando mi expresión, entonces viro mis ojos—. Además, si no te saluda es porque te mandaste una grande, no creas que no sé que ella anda con sus amigas y el rubio ese en España.

Que hija de puta, la odiaba a veces por ser tan metida.

Lourdes me sonríe a medias sabiendo que no estaba tan alejada de lo que pasaba entre la otra y yo, solo se cruza de brazos para salir de la habitación, no sin antes murmurar.