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CAPITULO 20 | Permitido

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CAPITULO 20 | Permitido.

Quiero decir que casi se me cae todo lo que tenía puesto con esas palabras que tiró, pero no, me rescató y me niego al ver a Cristian, nuevamente, en la puerta de mi casa.

—Dios, Cristian, en serio... No.

Deja de hacerte si le ibas a escribir, habla mi inconsciente.

—¿Te gusta alguien más? ¿Es eso? —suelta más alterado moviendo sus manos y yo solo pensaba que iba a pegarle una puteada a los de la cabina por dejarlo pasar—. ¿Es él, no? ¿Wos?

Me río, si me río, largo una carcajada para dejar de sostener la puerta y cruzarme de brazos.

—Flaco ¿qué problemas tenés con él?

El sonríe después de darse cuenta que estaba muy serio y me hace reír a mi y morderme los labios sin darme cuenta hasta que él lo ve.

—Perdón... Sí, definitivamente capaz no es por ahí. Perdón de nuevo por venir a tu casa, no putees a los guardias, le dije que era tu novio todavía y por eso me dejaron pasar, por eso y porque soy Cristian Pavón.

Su arrogancia llegó y por alguna razón lo que me causa es gracia, gracia que se va cuando el retrocede para decirme que se iría. Y lo hace, se da media vuelta para caminar por caminito de mi puerta, a lo lejos veo como las luces de su auto se prenden cuando el saco sus llaves.

—¡Cristian, espera! —grito más fuerte de lo que pensé. El se detuvo en su caminata y se da media vuelta para mirarme y ahí es dónde no sé qué decir.

Pasan los segundos dónde no me sale que decir así que el regresa a mi puerta, serio, pero interesado porque me anima a hablar.

—¿Qué pasa?

Me encogí de hombros, mordiendo más mis labios y el frunce su ceño confundido.

—No sé, no sé, solo sé que no quiero que te vayas porque de camino acá pensé en vos y en todo lo que me dijiste, pero también se que me hago mierda sola si te dejo entrar nuevamente en mi vida.

—Te lo repito Emma —insiste y me gusta como pronunció mi nombre, con más delicadeza y bajo—. Vamos despacio, déjame quererte más.

No me esperaba... ¿Creer en sus palabras o no?

Sé que quiero decir que si, porque no podía entender que mierda me hizo pero solo que quería estar con él, de alguna u otra forma, sin perder mi orgullo y prácticamente no lo había perdido porque el se había arrastrado acá y en la casa de Victoria diciéndome eso. Así que solo asiento tratando de decir un si, que no sale, Cristian ingresa finalmente en mi casa con la vista directa en mi y sus manos listas para tomarme por la espalda y acercar sus labios a los míos.

Ángel | Cristian Pavón [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora