Epílogo

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3 DE ABRIL, 2023

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3 DE ABRIL, 2023.


A diferencia de años anteriores en éste cumpleaños decidí ser más precavida a la hora de los invitados y del tipo de fiesta que daría, era mis veintisiete así que quería que sea más íntimo. Solo necesitaba a mis papás, amigas de toda la vida y esas personas que estaban detrás de mi carrera y tercera gira que estaba en su trayecto final, también estaban esas personas que conocí y que se fueron haciendo conocidos que me tomaban en cuenta.

En total, mi casa tal vez había unas treinta personas, música no tan alta, pero agradable para hablar, bebida de todo tipo y una pista que había mandado a traer para bailar quién quisiera con juegos de luces y todo lo que sea necesario implantado en mi patio, justo en frente de la piscina que tenía velitas con mi número de cumpleaños flotando.

Esto me representaba totalmente.

—¿Están bien?

Me acerco a mis papás que estaban sentados en un sofá lo más lejos de la música bajo la hermosa noche de Buenos Aires, insisto mirándolos.

—¿Necesitan algo? ¿Papá, que estás tomando?

—Vino, mi amor. Pero no te preocupes yo voy a ir a buscarlo.

Niego y lo señaló.

—Yo voy. Quédate acá, lo traigo.

Papá se va a negar, pero simplemente me pierdo pasando en algunos invitados que me abrazan y me quedo unos segundos para irme riendo a la cocina buscando el vino que solía tomar papá porque se lo compré especialmente sabiendo que vendría.

—¡Emma! —escuchó que gritan y son muchos años juntas para saber que era Victoria desde mi sala.

No le doy cabida y en las puertas de abajo de la alacena busco el bendito vino para llevárselo a papá.

—Emmita, amor de mi vida, necesito que atiendas a tus invitados. —escucho la voz de Victoria en la cocina, pongo en blanco mis ojos—. Te dije que teníamos que contactar mozos.

—¡Ay, dios, Vico ya voy! —me alteró gritando, hasta que encuentro el vino de abajo y una satisfacción recorre mi cuerpo, lo agarro para darme vuelta—. ¡Vos no hagas nada!  ¡Ya voy a atender a tod...!¿Cristian?

Me quedo inmóvil al verlo en mi cocina con Victoria atrás señalando moviendo sus labios intentando decirme algo mientras tenía una mano en su panza.

—Si Victoria, lo estoy viendo. —largo una carcajada y mis ojos se dirigen a Cristian para burlarme—. Hola. Perdido.

—¡Ay!

Victoria grita asustandome, claramente. Ella llevaba cinco meses de embarazo y yo la cuidaba como si fuera de nueve. Definitivamente hace que Cristian y yo lo miremos preocupados, me alerta cuando ella se tapa la cara y sus ojos, noto, que se ponen brilloso y niega con la cabeza y ladea con su mano.

Ángel | Cristian Pavón [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora