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CAPÍTULO 46 | Arriesgar

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CAPÍTULO 46 | Arriesgar.


Emma.

Le agradezco a Cristian por la toalla y tomo mi ropa interior para adentrarme a su baño y meterme de bajo del chorro que comenzaba a salir de su ducha.

El agua caliente me relaja y cierro mis ojos tomando dimensión de lo que pasó en la última veinticuatro horas, me revele de Germán, de sus indicaciones y para llamarlo por su nombre: mi deberes. Lo valía, estar con Pavón bien ahora lo valía, así que eso por lo menos me mantenía en calma, estar bien con el regulaba toda mi vida a pesar que le falte algunas cositas, pero eso solo lo lograba él.

Igualmente era imposible no pensar en todo lo que me tendría que bancar al volver a Argentina y Dios, mis amigas, que todavía no puede explicarle mucho.

Un ruido de la puerta me hace abrir los ojos y ver sobre la puerta transparente de la ducha.

—¿Cristian?

—Si, yo. —habla y me relajo, al estar el agua muy caliente había nublado el vidrio y se me dificultaba ver que había del otro lado.

Le restó importancia para tomar el shampoo o buscar el shampoo en la esquina donde tenía una mini repisa cuando la puerta se abre.

—¿Qué haces? —murmuro aguantando una sonrisa al verlo entrar y cerrar nuevamente el vidrio.

—Me voy a bañar con vos. —responde como si nada y dejo de buscar el shampoo al ver que se había sacado completamente toda la ropa.

—¿Vos no tenías que ir a entrenar?

Lo miro con una ceja alzada, mentira, ni siquiera me molestaba que ingresé conmigo solo sentía que esto se podía ir a la mierda en cualquier segundo.

—Tengo una horita más. —murmura bajo acercándose para agarrar mi cara y dejarme un beso en los labios, corto.

No reacciono solo me lo quedo mirando a sus ojos, labios y esa sonrisa de inconsciente que me estaba mostrando. Olvidó completamente el porque de meter acá para caminar dos pasos y tomar su cara para besarlo.

Sus manos rápidamente me rodean por la cintura y van bajando dejándolas en mi culo, el chorro del agua cayendo en su cara y metiéndose en el medio de nuestro beso hace que me separé de él para poder respirar.

—Tenes que dejarme bañarme, en serio. —murmuro presionadome con intención sobre su cuerpo.

El baja su mirada mirándonos para volver a levantar su cara y correrse conmigo en sus brazos costeando el chorro potente de la ducha y subir unas de sus manos quitándome las gotas que caían y el mechón mojado pegado en mi cachete.

—Ellos todavía no van a volver. —cuenta como si leyera mi mente. Si, solo pensaba en su familia volviendo y dándose cuenta que estábamos los dos metidos en el baño.

Ángel | Cristian Pavón [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora