Catorce horas pasaron desde que el diamante negro comenzó su travesía hacia el edificio de Jerome. Eran casi las tres de la madrugada, y todos ellos miraban su destino a unos cuantos metros frente a ellos, estos, permanecían ocultos detrás de las pequeñas colinas que los separaban de las verjas metálicas, subidos aún en sus vehículos mientras hablaban con suma tranquilidad y despreocupación, guardando un tono de voz bajo a pesar de eso.
"Bien, Val, llegó la hora", comenzó Jack, quien se encontraba en el asiento del copiloto, junto a Axel. "Es tu momento".
"Las verjas: si las tocas ahora te freirás como pollo fresco", decía Fran, sentado en la parte trasera de la camioneta, junto a las tantas armas y vendajes que yacían allí, teniendo a su vez su portátil encendido sobre sus piernas extendidas a lo largo de la cajuela. "Quitaré la electricidad por diez segundos, tienes que trepar la verja antes de que los diez segundos acaben, o si no...".
"Ya lo sé, pendejo", le interrumpió Val.
"¿Qué no dijiste que se darían cuenta si los hackeabas?", dijo Jennifer.
"Se darán cuenta si hackeo el edificio, de la verja nadie está pendiente", contestó Fran.
"Ah, de acuerdo entonces".
Jack, mientras escuchaba como sus compañeros conversaban, tomó un pequeño pinganillo negro de uno de los bolsillos de su pantalón, idéntico al que él y los demás del grupo tenían en uno de sus oídos.
"Ten, Val, póntelo", dijo él, otorgándole el objeto al castaño de lentes, quien se encontraba sentado en los asientos traseros de la camioneta junto a Leia y Ally. "Basta con presionar un diminuto botón en él para que puedas hablarnos".
"De acuerdo", dijo Val, colocándose el pinganillo en uno de sus oídos.
"Pusimos una mini-cámara en tus lentes mientras dormías", dijo Jennifer. "Te mantendremos vigilado".
"Bien".
"Hay alrededor de doce guardias rondando por el campo y ocho cámaras de seguridad por fuera de la construcción, pero el único punto ciego que tendrás será de cinco segundos, que es el tiempo que se demora la cámara para girar y ver otro ángulo", dijo Fran. "Tomarás ese tiempo y entrarás al ducto".
"Está bien", dijo Val, ya un poco cansado de recibir órdenes.
"De acuerdo, Val. Es tu momento", dijo Axel, mirando al chico desde el retrovisor interior del auto. "No lo arruines y... buena suerte".
Luego de esto, Leia, quien se encontraba sentado junto a la puerta del auto, abrió la misma para dejar salir del vehículo al menor de lentes, pero incluso antes de que este se moviera de su lugar; Ally sujetó su muñeca, le miró con preocupación y en un pequeño susurro, le dijo:
"Buena suerte, hijo".
Y él, con una extensa sonrisa en su rostro, asintió con su cabeza, mirando directamente a su madre con confianza y entusiasmo.
"Gracias, mami", le dijo.
Un momento después, el chico castaño bajó del auto, cerrando cuidadosamente el portón a su lado para luego observar a Daniel, Joseline, Roberto y a Tai en las motocicletas a un lado de la camioneta oscura.
"Buena suerte, feto", dijo Joseline.
"Gracias, puta", dijo Val, encorvándose un poco en tanto subía cautelosamente las colinas y mantenía aquella sonrisa en su rostro.
En ese momento, Francisco presionó uno de los tantos botones de su laptop y como por arte de magia, unos cuantos hilos de vapor brotaron del metal de las verjas – dando a entender que se había desactivado la electricidad en ellas –, las cuales Valentín, empezó a trepar en cuestión de segundos de una manera tan sigilosa y veloz que ni siquiera los guardias más cercanos a dicha verja lograron escucharlo o visualizarlo. Luego, al llegar a la cima el chico se dejó caer en unos hierbajos bastante crecidos que lograban esconder completamente su cuerpo en las sombras, más sin embargo, no avanzó en ese instante, era como si supiese que uno de los guardias giró su mirada hacia las hierbas al escucharlo caer, más fue en vano puesto a que no logró verlo, así que unos segundos más tarde, cuando este se distrajo, el chico comenzó a avanzar hacia su objetivo a unos cuantos metros a la distancia.
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El Diamante Negro | Volumen 1
General FictionLei, un ex-detective que trabajaba para una agencia de policía, tras la inminente traición de su ex-mejor amigo y compañero de trabajo, Eddie; decide convertirse junto a su hermana gemela, Leia, en el líder de un anónimo grupo terrorista y/o gánster...