➳Capítulo 2

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Me gire de golpe, exaltado

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Me gire de golpe, exaltado. Ahora no sé si mi corazón late rápido por el ataque ansiedad o porque trato de pensar que decir y no quedar más patético de lo que ya parezco.

—Tranquilo, no muerdo. —Puso un mechón de cabello detrás de su oreja, dejando a la vista sus piercings—. ¿No deberías estar en clases o algo?

—Solo vine a tomar un poco de aire, me sentía algo mareado —dije con un hilo de voz—. Y todavía falta unos cinco minutos para que entre a mi clase

Ella se limitó a mirarme y asentir.

Yo soy bastante callado pero esta chica si que sabe cómo tensar el ambiente. Mejor intento salvar la situación.

—Soy Ben, Ben Miller. ¿Cómo te llamas? —pregunte, acercándome a la chica.

—Leah, Leah Smith.

Okey, así que ella es Smith. Linda manera de conocer y causarle una buena impresión a la nueva estudiante.

—Lindo nombre —halague.

Leah me miro con el sueño fruncido

—Perdón, no suelo interaccionar mucho —confesé.

Me dedica una sonrisa, la cual no sabría bien como definir

—Emm, yo seré tu... guía los primeros días para que te integres, organices bien y demás —volví a tomar la palabra—. Es más, ahora mismo nos toca Literatura juntos, así que vamos yendo si no queremos llegar tarde.

—No voy a entrar —dijo rápidamente.

—¿Qué? —pregunte, algo confundido.

—Qué no voy a entrar, así que ve yendo tú.

—¿Por qué no entras? Haz faltado también a nuestra primera clase.

—Wow. —Hace un chasquido con su lengua y se acerca a mí—. Para ser alguien que no interactúa sí que te gusta saber cosas de la vida de los demás —sonaba irritada.

Tal vez pude haber hablado o preguntado de más, pero eso fue grosero de su parte.

—Solo preguntaba, no quería que te lo tomes a mal. Yo voy entrando a clases... y si tu deberías hacer lo mismo.

Pensé que no iba a decir absolutamente nada. Y así fue, sólo se dispuse a sonreír, con cierta ironía.

—No sé quién seas, pero lo que si se es qué no tiene ni el más mínimo derecho de decirme que hacer —espeto—. No fastidies.

Bueno, ya la había irritado. Era inútil convencerla que entre a clases, pero tampoco quería dejarla sola.

Mi mente está yendo a mil por hora. No sabía muy bien que decir en este momento.

Dí cuándo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora