Cinco minutos, ¿qué me costaba salir cinco minutos antes?
Estoy llegando tarde el primer día de clases. Casi doce años de escolaridad y no recuerdo una vez que haya llegado a tiempo.
Este es mi último año y no, no me muero de ansias de terminar el instituto. Primero, no sé qué estudiar. Segundo, mentí, si se que estudiar. Pero a mi adolescente ansioso le inquieta la idea de mudarse a otro lado, dejar todo atrás. ¿Debería dejar que todo fluya y tranquilizarme? Tal vez... pero no soy así.
Cuando estoy enfrente del edificio, me quito los auriculares y los guardo en mi bolsillo.
Al entrar, puedo notar que no ya no hay ni un alma en el pasillo. Genial —sarcasmo—.
Después de dar mil vueltas buscando el tablero con los horarios, voy a primera clase, filosofía. No es que me encante esta materia, pero era de las ultimas que quedaban y me gusta más que la geometría.
Tocó la puerta del aula, con la esperanza que el profesor o la profesora que tenga este año me deje pasar y no me agarre idea por llegar tarde el primer día clases.
Veo que una silueta se acerca a la puerta y la señorita Clark me recibe con una sonrisa.
—Ben —su voz era algo demandante—. ¿De verdad? ¿Tarde el primer día de clases?
Le hago una mueca dando a entender que estoy apenado
—Venga, pasa —dice, para luego hacerse a un lado.
Una vez ya en mi asiento —con todas las miradas puestas en mi—, saco el cuaderno y todas las cosas que puse de forma poco delicada en mi mochila esta mañana —todo a último momento—. Noto la presencia de mi amigo Logan, el cual me mira gracioso, yo me limito a sacarle el dedo del medio.
Una vez finalizada la clase, la cual se había pasado bastante rápido, fuimos al comedor con Logan. La realidad es que esta mañana salí tan rápido de casa que no tuve tiempo de desayunar. Me estaba muriendo de hambre.
Luego de pedir lo que queríamos comer, nos dirigimos a una mesa cerca de las ventanas. Pasaron unos minutos cuando pude ver de lejos a nuestra amiga Celia corriendo hacia nosotros y —por alguna razón— con una sonrisa de oreja a oreja.
—Chicos no saben de lo que me entere —habló, algo agitada.
Por un momento creí que se atragantaría con su propia saliva.
—Si nosotros también te extrañamos Celia. ¿Qué tal tus vacaciones? Las mías bien, gracias —le dijo Logan poniendo los ojos en blancos.
—Si, si, yo también te amo —ignoro el comentario del pelinegro—. No saben lo que escuche.
—Bueno, si no nos dices, nunca lo sabremos —dije, divertido.
Ella me fulmino con la mirada.
—¿Hoy es el día del sarcasmo o qué? Ash. Yendo al punto, escuche que hay una chica nueva —puso la mirada en mi—, está en tu clase de filosofía por lo que sé. Dicen que es algo borde ¿tu como la viste?
—Yo también estoy en filosofía y no hay ninguna chica nueva, ya lo hubiese notado de haber sido así —hablo Logan, llevándose una papa en la boca.
—¿Tu? ¿En filosofía? No me hagas reír, hay que pensar mucho por si no lo sabias.
—Era eso o tomar la clase de geometría... no gracias.
—Sí, yo estaba en la misma situación. Y no sé de qué chica hablas, no vi a nadie nuevo —expresé, restándole importancia.
—Qué raro. Bueno, en fin, me voy a mi clase biología, hasta luego bestias —se despidió, tirándonos besos al aire.
¿Chica nueva? ¿Cómo sabían que es borde si apenas llego el instituto? Las personas a veces son tan entrometida y prejuiciosa, detesto eso.
—Bien, amigo —la voz de Logan me saco de mis pensamientos—. Me voy, tengo entrenamiento. No quiero que el nuevo entrenador me tenga en la mira por llegar tarde y no ser responsable y todo eso que exigen los profesores
—Está bien, nos vemos, hermano —choque mi puño contra el suyo.
Estaba dirigiéndome a mi clase hasta que me cruce al director en el pasillo. Al parecer él me estaba buscando.
—Buenos días Miller. Estaría requiriendo su ayuda.
—¿De qué se trata? —digo amablemente.
—Hay una nueva estudiante, Smith. Necesito que le muestre la institución y la esté acompañando en clases las primeras semanas.
Es gracioso que me pida esto, ya que no soy la persona mas extrovertida y sociable del mundo. O al menos no del todo el instituto.
—Disculpe, no quiero maleducado.
Estas por sonar como uno
—Pero ¿Por qué yo?
—La señorita Smith y usted tienen la mayoría de clases en común y están en el mismo año. Seguro la habrá visto en su primera clase de Filosofía.
—Señor, en mi clase no vi a ninguna chica nueva —informe.
—Bueno, habrá tenido algún inconveniente, a lo mejor no encontró el aula o algo —él encoje sus hombros—. Seguro la vera en la tercera clase, tienen literatura juntos, por lo que veo en está ficha —señalo el papel que tenía en su mano.
No quería que esto me deje como un chico descortés, además ¿sólo serían unas semanas o no? Así que acepte.
—Está bien, la ayudare a que se integre bien.
—Gracias Miller, y ahora ve, que ya te quité bastante tiempo —se despidió, con una palmada en el hombro y una sonrisa de agradecimiento.
Yo, por mi parte, me dirigí a mi clase de matemáticas.
La clase se me hizo más densa de lo normal. Necesito a Celia ahora mismo, ella es la que siempre me ayuda en esta asignatura. Y el vida en general, es una geniecito en todo.
Recordé que durante la clase me había vibrado el celular. No lo pude ver por qué si no el profesor me mataría. Una vez en el pasillo, rebusco en mi bolsillo y lo desbloqueo. Cuando veo la pantalla me quedo helado y a la vez sentía que estaba temblando. Papá.
Una sensación extraña y a la vez bastante familiar se apodera de mi.
Me empezaba a faltar el aire y mi corazón latía muy fuerte —tanto que hasta las personas en la otra punta del pasillo podrían escucharlo—. No sé cómo, pero reaccione. En el momento que lo hice me limite a correr hasta la parte de arriba del instituto. Siempre iba ahí cuando me daba un ataque de ansiedad en la escuela, por alguna razón ponerme los audífonos y ver la vista desde allá arriba me calmaba.
Una vez que llego al lugar apoyo mi cuerpo en la pared e inhalo y exhalo una y otra vez.
Sentí como el viento helado chocaba contra mi rostro, haciendo que este se pusiera cada vez más frío
—¿Qué te pasa, te estas muriendo o qué?
Mis nervios aumentaron. Mierda.
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AAA Mi primera novela, que nervios (?
Gracias por leer, espero que te este gustando. <3 mucho love
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Dí cuándo ©
Novela JuvenilLeah regresa después de ocho años a su ciudad natal. Cuando pareciera que en su vida no iba a salir nunca más el sol... aparece Ben, un chico cuyos ataques de ansiedad nadie sabe que tiene. Juntos van a tener que dejar atrás todo lo que los atormen...