➳Capítulo 16

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Había pasado unos días de que Leah y yo nos besamos

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Había pasado unos días de que Leah y yo nos besamos. No tocamos el tema al respecto, pero las cosas no eran incomodas. Gracias a Dios.

En este momento estábamos en la casa de Leah, ella me estaba ayudando con unos ejercicios de matemáticas. Y después de un rato decidimos adelantar algo de nuestro proyecto de filosofía, pero, no duro mucho, porque nos pusimos hablar de música. Ella me conto que con Dana se la pasaban escuchando Cindy Louper y Spice Girls, lo cual me parece genial.

—Recuerdo que cuando ella venía a casa, agarrábamos accesorios y tacones de mi madre; nos poníamos a cantar y bailar a todo pulmón —dijo con entusiasmo.

—¿Y cómo que canciones cantaban?

—Te mostraría, pero...

—¿Pero... qué? —enarque la ceja, curioso.

—Tienes que cantar conmigo

—De acuerdo, pero no me pondré tacones, me incomodan —advertí.

—¿Cómo que te incomodan? —rio.

—Una vez perdí una apuesta con Logan. Tuve que llevar todo el día tacones —ella iba a hablar, pero la interrumpí—. Y no quiero más preguntas al respecto.

—Está bien —subió el volumen de la música y me arrogo un lápiz, fingiendo que es un micrófono—. So tell me what you want, what you really, really want

—I wanna, (ha) I wanna, (ha) I wanna, (ha) I wanna, (ha)
I wanna really, really, really wanna zigazig ah —cante.

—If you wanna be my lover, you gotta get with my friends
Gotta get with my Friends
Make it last forever, friendship never ends
If you wanna be my lover, you have got to give
Taking is too easy, but that's the way it is —cantamos a todo pulmón los dos.

Ella se subió a la cama y agarro mi mano para que la acompañara. Empezamos a bailar y cantar como locos. Me sentía bien, libre de miedos y críticas. Este era uno de esos momentos que quieres atesorar toda la vida. La sensación de que estas volando con los pies en la tierra. Leah es la que hizo que esa sensación llegara a mi vida.

Ella se veía tan maravillosa, tan libre y segura. Podría arrasar con el mundo si quisiera.

La canción termina, y ella se sienta, sacándose una corona de plástico que no sé en qué momento se la puso.

—No me canso de decirlo Miller, tienes una linda voz, ¿cuándo será el día que te animes a cantar frente a todos?

—No lo sé —encogí mis hombros.

Jailhouse Rock empezó a sonar.

—¿Te sabes la coreografía? —pregunto de la nada.

—¿Qué clase pregunta es esa? Obvio que si —dije riendo.

Los dos no levantamos y empezamos a bailar. Luego de esa canción, las que siguieron era una mezcla entre música de los ¨60 y ¨80. Estuvimos bailando un buen rato. Lo suficiente para notar que a ella le encantaba bailar. Era como si su cuerpo se dejara llevar y la música le susurraba los secretos para sentirse liviana como una pluma. Podía sentir su alegría.

Dí cuándo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora