➳Capítulo 28

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—¡Carajo! —exaspero

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—¡Carajo! —exaspero.

Ahora todos los mis libros estaban en el suelo. Genial.

Ni siquiera sé porque traigo tantos libros, nunca llego a usarlos todos. Tampoco leo los que traigo para el receso.

Tendría que llevarme de a poco los libros para mi casa. Si no mi columna se pondría peor de lo que ya está.

Cuando termino estaba tratando de ordenar las cosas en mi casillero, puedo ver que una silueta de acerca hacia mí.

Bianca.

Hermoso, era lo único que me faltaba para que este día completamente perfecto. Sarcasmo.

—¿Sigues siendo igual de desorganizada Le? —interrogo ella, con un tono de burla.

Dios, sólo escuchar su voz ya hace que me duela la cabeza.

—Y tú sigues sin tener una vida propia por lo visto —le dedico una sonrisa falsa y sigo acomodando los últimos útiles.

—Ayer te vi en el partido, con tus amiguitos y Ben —esto último lo dice con un cantito.

Cierro mi casillero, más fuerte de lo usual.

—¿Qué quieres Bianca? —dije irritada.

—¿Yo? Nada. Sólo pasaba por este pasillo y justo te vi, quería saludarte.

—Bien, finjamos que ya lo hiciste. Ahora si me permites me voy, tengo mejores cosas que hacer que perder mi tiempo contigo.

Estaba por irme, pero ella me agarro de la muñeca.

Mi mandíbula se tensó al instante. Esta chica sabia como poner mis nervios de punta

—No entiendo cuál es tu problema conmigo. No te hice nada —dijo, haciéndose completamente la desentendida.

—Sabes muy bien cuál es el maldito problema —espete—. Sabes muy bien todo lo que dijiste sobre Dana y sobre mí, a nuestras espaldas —me acerque a ella, intimidándola—. Incluso cuando Dana falleció no te preocupaste en darme tu apoyo o tu maldito consuelo, solo seguiste diciendo más mierda por ahí. Y como si no fuera poco, intentaste tirarte a mi novio de aquel momento —hago una pausa para dar un suspiro—. Y besaste a Ben.

—Oh, entonces ¿soy la mala porque también me gustaba el mismo chico que a ti y yo lo bese primero?

—Yo no dije que seas mala por eso —chasqueo mi lengua—. De hecho, no eres mala. Eres infeliz y una molestia. No me importa si tu besaste a Ben primero o si él respondió o no. Yo ya hablé con él, y confió en su palabra.

—¿Cómo sabes que te dijo la verdad? —se cruza de brazos.

—Por lo conozco y sé que no mintió. Y recuerda que te conozco muy bien a ti, lamentablemente —pude sentir un nudo en mi garganta—. Y sé que siempre te meterás en cualquier dónde no es tu lugar, sólo para fastidiarme. Repito, no porque seas mala, si no por que básicamente no tiene vida y te gusta molestar a los demás.

Dí cuándo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora