➳Capítulo 4

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—Noah puedes apurarte —dije, exasperada

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—Noah puedes apurarte —dije, exasperada.

Segundo día y estoy por llegar tarde no, lo siguiente. Si hay algo que me estresa además de las mañanas, es llegar tarde. El primer día no pude entrar a mi primera clase porque no la encontré —muy tu suerte Smith—, ahora lo único que faltaba es que no me dejen entrar por llegar tarde.

—Tranquila hermanita, no iras al infierno por llegar tarde un día —dijo él, de lo más calmado.

—Ayer no pude entrar a primera hora, por favor apúrate —rogué.

—Si quieres hago que mi auto sea un transforme y pase por encima a los demás autos... si te parece.

—No tengo mucha paciencia Noah.

—¿Y eso es nuevo?

Lo fulmine con la mirada y él levanto los brazos, inocentemente.

—Bueno, cierro la boca.

—Dios que tráfico de porquería.

¿Por qué tenía que tener tanta mala suerte? No fui tan grosera con las personas para que el karma me pagaría de esta manera.

Tan.

—Deja a Dios en paz —hablo, con una sonrisa jocosa.

Al parecer le hacía mucha gracia mi mal humor. Por alguna razón.

—No se puede dejar en paz a alguien que no existe —exclame con la vista hacia delante y los brazos cruzados.

—¿Cómo estas tan segura de eso, Le?

—Solo lo sé.

—Chica de argumentos —dijo sarcásticamente riéndose.

—Hermano pesado —dije, imitando su tono de voz.

Estábamos a cinco calles de la escuela. Lo único que pido es que me dejen entrar. Escuche que el profesor de biología es muy estricto. No es que me interese estudiar, tener buenas notas o algo así, de no ser por mis padres —y complacerlos— hubiera dejado la escuela hace años.

No es que no me guste aprender, no va por ahí la cosa. Lo que ocurre es que la escuela ya no es un lugar para mí, en esas paredes no encontrare lo que busco para mi vida. Pero por otro lado me prometí a mí misma no ser negativa y arrancar bien este año.

No te está saliendo muy bien que digamos.

Gracias consciencia.

De nada, para eso estoy ricitos.

Genial, ya me estoy volviendo loca.

—Bien, ya llegamos —la voz de Noah me saco de mis pensamientos.

—Gracias chófer —estaba por bajarme del auto hasta que mi hermano puso una mano en mi hombro.

—Le —su voz era firme—, sé que esto es difícil para ti, pero haz un esfuerzo y dale una oportunidad a todo lo que la vida te presenta.

Dí cuándo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora