fiebre II

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--Versión aumentada--

Ed apenas tuvo tiempo de preguntarse como besar a Alphonse sin deprimirse cada vez por su halito de muerte. Sintió su trasero dar contra el suelo.

-A- ¡Ay!

-¡Lo lamento!, esta es su cama y no está bien que...

Al lo había empujado, sintiendo que estaban cometiendo una falta grave.

"Soportaré todo lo que digas y lo que hagas" le había dicho Win, pero él sabía a la perfección que se refería a fingirle amor y a salvarle la vida, no a besarlo en su lecho matrimonial.

-¿Un tabú más?- preguntó mientras se ponía de pie adolorido- Hemos cedido al más difícil ¿qué más da?- Sus intenciones de "consolar a Al por el abandono de Mei" y "distraerlo de lo que pasa afuera" cambiaron abruptamente. Sabía que tenía que avergonzarse, que sus hijos estaban al lado, pero imaginar que cada vez le quedaba menos tiempo con Al le borraba la decencia.

-Es que... no puedo evitar preocuparme por ella- Susurró Al tristemente.

Ed le echó una mirada irritada, sentía una falta de aire, si tenía la oportunidad de besar nuevamente a Al, antes que todos despertaran, lo haría. Miró a su hermano, su cara desorientada y roja, el pijama prestado que le quedaba grande, sus labios aún abiertos. Así no podía pensar en su esposa. ¿Por qué?  Ed sabía que Al lo amaba, desde antes que se besaran por primera vez ¿entonces porque su amor había despertado en ese momento? ¿Era solo un producto de la alquimia? Como si  fuera un hechizo susceptible a ser roto. "Si fuera eso, no lo rompería, Al seguirá siendo el mismo ¡y no pienso volverlo a dejar solo con sus sentimientos otra vez! ni siquiera por mis hijos... ¡pero eso me lleva de nuevo a pensar que este Edward  no soy yo!" No podía decirle a su hermano que ella lo había autorizado, que él la había orillado a eso. Todo sería un poco más fácil si tan sólo Al confesara de una vez que estaba enfermo, quizá él mismo debería decirle o por lo menos insinuarlo. Se sentó nuevamente a su lado, mirándolo de frente

-Oye, nada de lo que haya hecho antes tiene sentido para mí, excepto mis hijos... aún así ¡No puedo pensar que están en la otra habitación! ¡He pasado días viéndote sufrir sin poder hacer nada! ¡Siento un terror a perderte y no sé de donde viene! Listo, le había dado una pista. Sin pescar el anzuelo, Al desvió la confesión hacia otra cosa.

-No temas- Su mirada se clavó en la única ventana de forma inútil, pues las cortinas estaban echadas- Lo de Mei me tomó por sorpresa y dolió... ¡Quisiera no haberle hecho daño!

-Creí que en cuanto despertaste que te irías a buscarla.

- ¡No! ¿Pero que iba a hacer? ¡Piensa un poco en ella!  Joven y hermosa, incomprendida por un esposo distraído e incapaz de engendrar un hijo en ella. Era lógico que se fuera- suspiró 

-Tú no eres eso.

Al miró a su hermano a los ojos

-Si soy Ed. Soy incapaz de amarla como se merece, por eso lloré, incluso siento ganas de llorar ahora, pero no hay comparación entre ella y tu... Te-tengo, una fiebre extraña de ti, es como si hirviera con solo verte, con el aroma que dejas cuando pasas a mi lado.

-Al...

-No tienes ni idea de lo que un beso tuyo me causa, estamos aquí y tal vez no podría detenerme... si pudieras asomarte a mi corazón, pienso que me podrías a llegar a temer de lo extraviado que está, pienso que me podrías odiar, tu y Winry.

Edward  se inclinó levemente hacia su hermano, quizá no era el sello, si no la misma enfermedad de Al la que los estaba absorbiendo a ambos, devorando su alma, no la de sus huesos, si no aquella que lo había hecho amar a su hermano mayor, esa al parecer llevaba más años instalada en él.

Lo que ha estado tras la puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora