No me hagas suplicarte.

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- No digas tonterías, Al.  

Alphonse se arrepintió cuando vio como su hermano se ponía en cuclillas para buscar su mirada extraviada en el piso, aunque más bien pareció dejarse caerse, luego con una voz más baja insistió.

-No hablas en serio... ¿O si?

- Con ella así, no puedo.

-¿Te sería más fácil solo hacerlo a sus espaldas?

-Si.

-!Eso no tiene sentido!- Susurró Ed molesto- Ni siquiera estamos seguros que ella sabe.

- Voy a hablar con ella para medir que tanto.

-¿No puedes dejar esto en suspenso hasta entonces?

- ¿Que diferencia hay? !Estamos cometiendo un error terrible de todas maneras!

La discusión se llevaba a cabo en susurros exaltados cuya intensidad hacia un alto contraste con el volumen usado.

- !Vamos! ¿En verdad me vas a hacer suplicarte?- Preguntó Edward, ya con ambas manos sobre las rodillas de Al.

Él mismo no podía creer que hace unos días estuviera desesperado porque no quería seducir a su hermano, ahora le pedía de rodillas que no lo abandonara.

-!No podemos hacer de lado lo que sentimos por  los demás! !Al menos yo no puedo! ¿Q-que me hiciste Al? me siento bajo un hechizo.

-¿Dices que tus sentimientos son mi culpa?!Estúpido! 

-!Tu mismo acabas de decir que está mal!!

-!Ya no quiero escucharte!- Los dientes de Al asomaron entre sus labios, mordiendo sus palabras con rabia.

-!No me importa!- Gritó Ed ya sin precauciones- !Me vas a oir y me tiene sin cuidado que todos sepan!

En ese momento la puerta de entrada fue abierta de forma violenta, saltando de su marco con las bisagras reventadas.

-Hola muchachos! Vine de visita. Cómo va todo?

Wrath se apareció en la entrada con los brazos abiertos y una amplia sonrisa, ante la mirada atónita y espantada de los hermanos Elric.

Lo que ha estado tras la puerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora