Bull llegó a la casa de Colt algo tarde, pues no había escuchado su alarma o, al menos, eso le dijo Bibi. Pam lo recibió bastante sorprendida y lo dejó entrar.
—¿A Colt se le olvidó decirte que iba a salir? —preguntó, sirviéndole una taza de café negro.
—Supongo —tomó el asa de la taza y dio un sorbo, quemándose la lengua debido a lo caliente que estaba la bebida, inmediatamente la colocó devuelta en la mesa y Pam soltó una carcajada—. ¿Dijo a dónde iría? —preguntó, intentando atenuar su vergüenza desviando la atención de la pelirroja.
—Me dijo que saldría con Shelly, que pasearían por el centro —respondió Pam, aún riendo levemente.
—Ninguno mencionó nada —dijo, algo extrañado—. Se supone que iría con Colt a que conociera —hizo comillas con los dedos al decir la última palabra— a los habitantes del pueblo.
—Tal vez quiso descansar de ti —dijo Pam en tono de broma, provocando sin querer un pequeño dolor punzante en el pecho de contrario.
—Por favor, Pam —dijo tratando de olvidar el dolor—, ¿quién quisiera de descansar de un ser tan perfecto como yo?
Pam soltó la carcajada, acercándose al contrario a servirle su segunda taza de café.
—Extrañaba tanto tu humildad, Bull —dijo, pellizcando la mejilla del nombrado
—Y yo extrañaba tu café —dijo en forma de agradecimiento.
—En fin —se sentó a un lado de él—, ¿cómo has visto a Colt?
—Tranquilo —dijo, levantando los brazos—. Ayer tuvimos un pequeño desacuerdo, por eso actuaba tan distraído.
Y tan rápido como el rostro de Pam se mostraba sonriente, así de rápido se apagó.
—Ese es el problema, Bull —dijo mientras movía la cuchara en su café—, Colt siempre está distraído.
Bull dejó su taza en la mesa y puso su mano en el brazo de la pelirroja, mostrándole una especie de apoyo y atención.
—No quiere salir de su habitación, no quiere comer, cree que no me doy cuenta, pero está siempre a la defensiva, temiendo de cualquier cosa que lo rodea.
—Pam... —dijo Bull en forma de consuelo, pero sin ninguna respuesta en mente.
—¿Cómo puedo asegurarle eso si ni siquiera cree que soy su madre? —dijo tratando de no perder la voz—. Es como si viviera con una extraña.
—Supongo... Supongo que debemos darle tiempo.
Suspiró, aliviada de poder soltar ese peso del pecho, tomó una servilleta para secarse la única lagima que dejo salir, después, miró a su acompañante.
—Bull —dijo, tomando las manos del nombrado—, sabes que sin importar lo que haya ocurrido entre usetedes, yo te quiero como un hijo y que esta es tu casa siempre.
Bull sonrió agradeciendo las palabras que la pelirroja le dedicaba.
—Y al igual que Colt, también me preocupa la decisión que tomaste en cómo decirle las cosas.
—¿Le dirás? —dijo, tratando de ocultar su preocupación:
—No, Bull —dijo—. Ambos ya son adultos y saben qué es correcto y qué no lo es.
—Pam, tu misma lo viste después de que nosotros... ya sabes —dijo, denotando la incomodidad que sentía al hablar de su relación.
—Una madre daría lo que fuera para evitar que sus hijos salieran lastimados —dijo, dejando a un lado la ternura que sostenía su voz—, pero sabemos que tarde o temprano deben enfrentarse a la vida.
—¿Vas a odiarme igual que El Primo?
—Cariño, El Primo no te odia, solo está un poco molesto contigo.
—¡Rompió tu pared!
—En realidad ese fuiste tú —dijo, cruzando los brazos, fingiendo enojo—. Y espero que quede como nueva, jovencito.
—Lo sé, lo sé —dijo con una sonrisa, volviendo a sentirse un niño—, quedará impecable.
—Más te vale —dijo levantándose de la mesa, tomando su taza y tratando de levantar la de Bull, pero este se negó.
Después de una larga pero relajada discusión sobre quién lavaría los platos, concluyeron que era el turno de Spike, Pam acompañó a Bull a la puerta.
Bull salió de la casa con un nudo en la garganta, tratando de hacerlo desparecer en la discusión, pero, como siempre, Bull nunca aprendió a callarse.
—Pam —dijo antes de que la pelirroja cerrara la puerta—, Colt estará bien conmigo.
—Lo sé, no eres mala persona como lo quieres ver, sé que vas a hacer lo correcto.
Bull sonrió, cerrando el juramento con la pelirroja, salió de aquel portón y miró a los lados, buscando algún lugar dónde matar el tiempo.
Su mirada se topó con la shérif del pueblo, haciendo que mirara dos veces al darse cuenta que se encontraba sola. Incrédulo, se acercó a ella en busca de respuestas.
—¡Shelly! —dijo en forma de saludo, asustando a la nombrada.
—Bull —dijo al ver al contrario—, casi me matas del susto.
—¿Dónde esta Colt? —preguntó molesto.
La comisaria lo miró confundida, para después mantener una postura recta, digna de un ladrón que trata de ocultar oro.
—¿Por qué lo preguntas?
—Bueno —dijo, tratando de fingir que todo estaba tranquilo—, Pam me dijo que él iba estar contigo y ¡oh, sorpresa! No está.
—¿A qué quieres llegar? —dijo con el mismo tono de voz que sujetaba su interrogante.
—No lo se, dímelo tú.
—Mira, Bull, no tienes ningún motivo para actuar tan posesivo.
—No estoy siendo posesivo.
—Entonces, ¿cuál es el problema en que esté conmigo?
—Que Colt es mi problema.
—Puedes perfectamente dejar esto, Bull, nadie te está obligando.
Bull sostuvo la mirada de su compañera, tratando de sacar la verdad de sus ojos y, de alguna manera, quería decirle que necesitaba liberarse de todo esto desde el primer día. Shelly solo quería hacer parecer que sus palabras eran convincentes
—Shelly, no quiero problemas —habló, aún molesto—, solo saber que está bien.
—Está en la comisaría —dijo con una sonrisa—, Rico le está enseñando lo indispensable si queremos que vuelva pronto al trabajo.
Bull suspiró, rindiéndose y dándole la confianza a Shelly.
—Dile que estaré con Barley.
—Se lo haré saber.
Y como se alejó Bull preocupado, Shelly se fue por el otro lado, esperando que el pelirrojo no estuviera tan lejos y que su mentira hubiera sido convincente.
Gracias por las 200 lecturas, ni siquiera me había dado cuenta cuando llegó. Ly💕
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Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus]
Fiksi PenggemarDónde Bull es obligado en enseñarle a Colt lo que paso antes del accidente.♡ =Una colaboración con DerErlkönig iniciada el 16 de Mayo.=