El aroma a café inundaba el remolque, pero, para desgracia de Bull, no era porque estuviese en su taza, sino que se había caído y regado por todo el suelo, manchado su ropa y la alfombra -que sería una pesadilla lavar-.
-Cagándola desde temprano, ¿eh? -dijo Bibi con un tono burlón- Yo que tú, ponía tu playera a remojar a menos que quieras una mancha café de por vida.
-Cállate -espetó molesto mientras se dirigía por una jerga, sacudiéndola hacia su mascota para alejarla.
Se dirigió a lo que podría llamar habitación, cambiando su camisa blanca por una similar, siendo su chaleco de cuero el más afectado por el accidente que había provocando el animal, obligándole a ponerse una chamarra de algodón que, para su suerte, aún le quedaba.
-¿Hoy piensas hablar con él? -dijo la chica cuando su compañero se sentó frente a ella.
-No -gruñó-, él ha estado evitando el tema toda la semana y, si está bien para él, para mí también.
-¿Seguro? -preguntó, recibiendo el silencio del más grande.
La voz de Bibi se fue apagando, al igual que el tiempo volaba como los pensamientos de Bull, que lo volvían loco y, de momento, el pelirrojo sacaba lo peor de él, ahora era él quien se incomodaba con su actitud.
¿Acaso siempre fue el trato así? Tan monótono y pesado que hasta él mismo se ahogaba. Y es que, después de todos esos rumores donde él había golpeado al pelirrojo, por fin estaba encontrándole una especie de sentido a la actitud de Colt en los últimos meses de su relación, en como no todo pasó de rosa a gris en un abrir y cerrar de ojos, como había guiños y palabras que cachó demasiado tarde.
Temía volver a lo mismo, volverlo a ver entrenar y entrenar hasta que le dolieran los huesos con el pretexto de no pensar, después se despedía y prefería irse solo a casa. ¿Cómo ahora no puede dejar pasar sus "berrinches" como la otra vez?
Dios, sí que era una estúpida tortura la que le había impuesto. Quería disculparse, no solo por comportarse como un bruto en el cumpleaños de su hermana, sino también en los entrenamientos y en toda la fachada de "chico rudo" que había construido ante sus ojos.
Ni siquiera sabía cuándo había llegado a la casa del pelirrojo, ni cuánto tiempo se quedó viendo la puerta, esperando le gritara que todo estaría bien, exaltándose cuando ésta se abrió y mostró al dueño, asustado de verlo sin esperarlo.
-Hola -saludó el más alto.
-Hola -repitió el pelirrojo nervioso-. No te esperábamos tan temprano.
-Creí que sería bueno vernos a esta hora.
Colt asintió, dejando que Bull observara mejor al pelirrojo, dándose cuenta que aún seguía en pijama y con su cabello despeinado, sintiendo cómo su pecho se hundía en una especie de tranquilidad que trató de borrar antes de que fuera tarde.
-¿Puedo pasar? -preguntó, tratando de cambiar de tema.
-Pam sigue molesta por el muro -dijo Colt más tranquilo-; será mejor esperar a que la marea se calme.
Bull asintió, sintiendose mal por ganarse el enojo de la mujer. Por otro lado, Colt solo pasó a su lado, recogiendo el periódico que se encontraba en el buzón, dejándolo solo nuevamente.
Se sentó en las escaleras del pórtico, esperando a que Colt saliera, tratando de pensar en todo menos en él, fracasando como siempre.
Cualquier movimiento, cualquier cosa que veía, sentía, oía u olía, en todo había un pretexto para pensar en Colt. En cómo todas las gemas y el oro no eran nada al lado de él; cómo se había convertido en alguien que le enseñó tanto y recibió nada.
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Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus]
FanfictionDónde Bull es obligado en enseñarle a Colt lo que paso antes del accidente.♡ =Una colaboración con DerErlkönig iniciada el 16 de Mayo.=