Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus]

XVII

Cuando salió del hospital, nada mejoró, tendiendo que aguantar la ansiedad que era estar con Bull, convirtiéndose en una paranoia al mal interpretar cada palabra que decía, tomándolo como una amenaza o una advertencia. Evidentemente todo eso había reflejado en el decaimiento de la puntería del pelirrojo y nada terminaba al ir a reparar el bar y ser tratado como una especie de esclavo por parte del cuervo.

Las mañanas eran complicadas y las tardes más estresantes, convirtiendo las noches en las más tranquilas y perfectas.

Colt apenas llegaba de "trabajar", cenaba y tomaba una ducha. Todo para esperar el golpeteo de la ventana y abrazar toda la noche a su novio, convirtiéndolo en su analgésico para aguantar la nueva rutina que había hecho desde hace tres meses.

Solo con sentir sus brazos en su cuerpo, y cómo este acariciaba desde su pelo hasta su espalda, hacía que todo valiera la pena.

Trataba de no extender su plática en lo que sentía, intentando no llorar y solo disfrutar la presencia de su novio antes de que amaneciera y se fuera, pero este insistía que sacara todo, siendo honor suyo ser su consuelo y su protector, aunque sea hasta el amanecer, dónde despertaría solo como todo los días.

Hoy sería una de esas pequeña excepciones, donde no había entrenamiento y no iba al bar a reparar el desorden. Dónde Jessie aprovechó la noche anterior para reparar lo que fuera que sea Scrappy y Pam iba a comprar el súper, dejándolo despertar en los fríos brazos del vampiro y sintiendo sus labios en forma de desearle los buenos días.

-Si fueras una fruta, ¿cuál serias? -dijo Colt, tratando de abrir la conversación con el vampiro que seguía en su cama junto a él.

-No lo sé -dijo Mortis, mientras hacía pequeños círculos en su cabello-. ¿Qué fruta te gusta a ti?

-Eso no me responde -decía Colt, sentándose en la cama, aún mirando al vampiro.

-Solo piénsalo -dijo Mortis, imitando la acción del pelirrojo-: si fuera lo que más te gusta, toda las tardes, después de regresar de entrenar, me elegirías a mí.

-Te elegiría a ti sin ser una fruta.

-Sí, pero siéndolo, podría pasar por tus labios cuántas veces quieras.

Colt se acercó al vampiro y lo besó, sintiendo sus brazos rodear su cuerpo y recostarlo nuevamente, los movimientos de sus labios siendo terminados por él mismo al no controlar el nerviosismo que le provocaba estar abajo del vampiro.

-¿Qué pasa? -pregunto Mortis sin separarse de él.

-Alguna vez -dijo nervioso-... ¿Alguna vez, tú y yo...? Ya sabes.

Mortis sonrió al ver cómo su novio podía radicar en la inocencia cuando se sentía nervioso.

-No -dijo-, pero no voy a negarte que hemos tratado de cruzar la segunda base.

Colt aguantó la respiración, sintiendo cómo su novio jugaba con el elástico de su pantalón de pijama y después como su fría nariz bajaba por su abdomen hasta su estómago, donde movió su boca haciendo una trompetilla, produciéndole una carcajada al pelirrojo.

El timbre fue lo que interrumpió el momento que ambos habían formado, haciendo a Colt borrar su sonrisa y ponerse tenso

-Tranquilo -dijo Mortis, sobando sus brazos, logrando el cometido de relajar al pelirrojo.

-No quiero que te vayas -dijo el pelirrojo mostrando su tristeza- no pienso salir, puedo decirle a Pam que estoy enfermo.

-Cariño -interrumpió el vampiro abrazando al pelirrojo-, no dejes que esto te frene.