XX

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Colt sentía que su corazón se le saldría de la garganta en algún momento. Odiaba ser rebajado, ya no solo por el cuervo del Bar de Bull, que -según él-, tenía una justificación por el miedo que le tenía, sino por su hermana que estaba a un día de cumplir diez.

-Por favor, Jessie -dijo Colt, arrodillándose como último recurso-. Solo será esta vez.

-No te entiendo -dijo la niña, modelando un vestido de princesa en el espejo- Es mi fiesta, no la tuya.

La noche anterior, cuando las lágrimas desaparecieron gracias a los abrazos y besos del vampiro, hablaron justamente de todo el tema de la fiesta infantil y cómo le asustaba que su hermana en unos años dejara de ser esa niña que amaba los dragones y los robots. Ahí nació la idea que, a pesar del odio que su madre sentía hacia él, debía estar presente en esa fiesta.

-Mira el lado positivo -dijo-, él podrá instalarte los mejores juegos de toda Retrópolis.

-Bull me instalará un pollo mecánico -dijo la niña cruzada de brazos.

-Pero él te puede dar un inflable y un show de murciélagos.

Jessie miró dudosa a su hermano, otorgándole el privilegio de la duda, hasta que, por fin, le dio una de esas sonrisas donde mostraba su diente faltante.

-Está bien -dijo la niña-, convenceré a mamá de que invite a Mortis.

-No sabes lo mucho que significa.

-Solo si te pones esto -dijo, señalando un traje de bufón con líneas grises y amarillas.

-Está bien, solo si tú usas esto -dijo, tratando de burlar a la menor, cosa que falló al instante.

-No soy tonta, Colt, eso no funcionará -dijo, mostrándole la lengua a su hermano.

-¿Cómo sabes que no te gusta si no lo ves? -dijo con una sonrisa.

La niña se giró, topándose con un traje de caballero de su tamaño, sus ojos azules se iluminaron y corrió con gran emoción a tomar el disfraz de las manos de su hermano.

-Mamá dijo que te encantaría.

-¡Y tenía razón! -respondió la chiquilla admirando el traje de arriba abajo una y otra vez.

-Feliz cumpleaños, Jessie -dijo Colt, con una sonrisa de ternura y felicidad en su rostro.

La pequeña saltó a abrazarlo con tanta fuerza como sus bracitos le permitieran y le agradeció repetidas veces el detalle, sólo para echar a su hermano de la habitación para poder ponerse el traje. El pelirrojo se sintió satisfecho de saber que aquél disfraz le causó tanta alegría a la más pequeña de los Junker y se dirigió al piso de abajo para ver cómo iban los preparativos. Su madre se veía atareada mientras regañaba a Brock por haber colocado mal los adornos, despegándolos sólo para volverlos a pegar ella misma.

-Ya le di el regalo -anunció Colt estando más cerca de ellos.

-¿Le gustó? -preguntó Pam, sin despegar la mirada de lo que estaba haciendo- Pásame otro -le pidió a Brock.

-Le encantó -dijo, alardeando un poco.

-Lo sabía -sonrió, dando un suspiro de satisfacción al ver que los adornos se hallaban perfectamente colocados-. Bull no tarda en venir, voy a recoger la comida que le dejé encargada a Piper. Sigan ordenando todo, por favor.

Jessie bajó en ese momento las escaleras, encontrándose con su madre que ya estaba encaminándose a la puerta. Al verla, Pam sonrió ampliamente y la abrazó con fuerza, cargándola.

-Ma, ¿cómo luzco? -preguntó, ilusionada con su traje de caballero medieval, el casco le quedaba algo grande y a veces se le caía, pero eso no era un impedimento para que ella lo adorara.

Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora