Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus]

XIX

Brock... Brock... Brock...

¿Acaso no había un jodido día donde no viera su cara y lo hiciera recordar lo mierda que era? Primero, era en la cueva de entrenamiento, después, en su restaurante donde ayudaba a Colt a construir su muro y le enseñaba a arrojar cemento o pintura al cuervo. Sin duda, Brock era ese pequeño rayo para el pelirrojo y un grano en el culo para Bull.

Esa tarde, el entrenamiento se canceló ya que Brock quería subir de nivel para que Colt estuviera listo para el juego dentro de cinco días. Colt se encontraba emocionado, brincando de un lado a otro como un niño, acompañado de su molesto mejor amigo

-Maldita sea -dijo Bull, cansado de ser el único "adulto" en el camino-, ya tienen veinticuatro, estense quietos.

-¡¿Sabes qué es más gracioso que 24?! -gritó Brock mientras corría junto a Colt.

-Di ese chiste una vez más y te sacaré los dientes.

Brock comenzó a reír por la amenaza del mayor, siendo posteriormente, golpeado por un poste, sacándole ahora una risa a Bull.

-Hemos llegado -avisó Rico con su voz inexpresiva.

-¿Dónde estamos? -cuestionó Colt.

-Estamos en el mejor lugar para entrenar, mi amigo -dijo Brock aún en el piso.

-No lo sé -dijo Bull dudoso-, no creo que estés listo.

-¿Por qué lo dices? -dijo Colt, ofendido.

-Colt, ya no estamos hablando de estúpidos robots inmóviles, sin ofender, claro -dijo Bull, esto último refiriéndose a Rico.

-Por eso está bien que empiece aquí -dijo Brock por fin levantándose-. Si va a tratar a 10 personas él solo en el juego, es mejor que empiece acompañado.

-Él estará conmigo.

Brock ignoró esto último, entrando en lo que parecía un pequeño gimnasio. Bull solo puso ver una recepción vacía, llena de cuadros de todas las personas que se encontraba ahí. Colt se encargaba de ver todos los rostros de la pared hasta toparse con el de su novio, admirando el perfil y la elegancia que había que su persona podía cargar.

-¿Qué tanto le ves al viejito? -preguntó Brock al lado de él, sacándole un susto al pelirrojo.

-No creo que sea tan viejo.

-¿Bromeas? Él ya era un adulto cuando nuestros padres aún eran niños.

-¿Y qué hay de malo?

Brock borró esa sonrisa que tanto había mostrado para dejar ver su parte más seria, haciéndole sentir un escalofrió al pelirrojo

-Cuando teníamos diez años, me quitó todos mis dulces de Halloween y me dijo que mi traje era horrible.

-¿De qué estabas vestido?

-Del poderosísimo Don Omar, obviamente.

-No lo sé -dudó el pelirrojo-, no me parece tan malo.

-Escucha, bro -dijo Brock tomándolo del brazo-, él es la maldad encarnada y entre más lejos, mejor.

Colt sintió cómo su corazón se detenía, tenía demasiada fe de que, al igual que Shelly, Brock aceptaría la relación que tenía con el vampiro. Pero, al igual que Bull y su madre, su supuesto mejor amigo se unía a esta lista, dejándole más en claro que no pertenecía a ellos y convenciéndose que sólo necesitaba a Mortis para estar más tranquilo.

-Creí que llegarían más tarde -dijo una cuarta voz atrás de él.

-¿Acaso dudas de la puntualidad de Brock? -contestó su amigo, regresando su actitud de siempre.