Lo despertó un estruendo, seguido de silencio. Intrigado, se levantó y salió de su habitación sólo para descubrir a Jessie y a Spike mirando una vasija rota que yacía en el suelo.
—Mamá nos va a matar —ella dijo preocupada.
—¿Era muy importante para ella? —preguntó Colt, haciendo que ambos se sobresaltaran.
—Creo que no —respondió más calmada al ver que era su hermano.
—¡¿Qué pasó allá arriba?! —gritó Pam, su voz sonaba algo amenazante, provocando que Jessie y Spike pusieran una expresión de angustia.
—No pasa nada, le diré que fui yo —señaló tras de sí—, váyanse.
Así lo hicieron ambos aún asustados y se encerraron en la habitación de Jessie, esperando que no hubiesen consecuencias. Colt escuchó los pasos pesados de Pam sobre las escaleras y la vio con el ceño fruncido, pero su expresión cambió en cuanto vio al mayor.
—¿Qué ocurrió? —preguntó más confundida que enojada.
—Estaba yendo hacia el baño y no vi el jarrón —mintió.
—Ya —miró el jarrón destrozado en el piso y luego miró a su hijo—. Pues vas a tener que levantarlo, mi rey.
Colt asintió y ambos bajaron. El pelirrojo subió con una escoba y un recogedor y limpió los pedazos que se habían esparcido por el suelo hasta que quedó limpio. Dejó todo en orden y procedió a arreglarse para salir. Cuando estuvo listo, bajó y, apenas entró a la cocina, escuchó que llamaron a la puerta y él fue a abrir. Bull estaba al otro lado, Colt lo dejó entrar y se sentaron a desayunar, hablando solamente lo necesario y luego salieron.
—¿Qué haremos hoy? —preguntó, caminando a la par del mayor.
—Practicarás tu tiro otra vez —respondió con un tono de voz desinteresado que le afectó más de lo que debería a Colt.
—Perdón por lo de ayer —dijo—, al menos debí avisar.
—No te preocupes, Shelly me dijo dónde estabas —aquél tono duro persistía.
—¿Estás molesto? —inquirió, sintiéndose como un animalito indefenso y odiándose por ello.
Bull simplemente negó con la cabeza y ambos caminaron en silencio hasta que llegaron nuevamente a la cueva de entrenamiento. Pasaron allí algunas horas, Colt seguía disparando y Bull de vez en cuando le daba consejos para mejorar sus tiros. El tiempo avanzó rápido y llegó la hora del almuerzo.
—Escucha, Colt, no estoy enojado —le dijo, ahora se le escuchaba un poco arrepentido—, es sólo que a veces, bueno, me cuesta expresarme debidamente.
—No hay problema —el pelirrojo sonrió mostrando sus dientes—, quizá yo fui el que exageró.
—Aun así, creo que es correcto que me disculpe —insistió—. Así que, perdón.
—Disculpa aceptada —respondió mientras se servía agua en un pequeño recipiente de papel en forma de cono.
—Bien —frotó sus manos, nervioso—, ¿quieres ir al bar de Barley a comer algo?
—¿Creí que solo era médico?
—Lo es —dijo con media sonrisa—, también es barbero, dentista, barman, mago, referí...
La risa de Colt interrumpió las palabras del más grande. Bull rascó su nuca, tratando de ocultar su nerviosismo con risa y al mismo tiempo lo cómodo que se sentía. Había olvidado cómo la risa del pelirrojo eran tan armónica.
—¿Entonces irás? —dijo, obligándose a aterrizar en la realidad.
—No lo sé, Bull —dijo aún sonriendo—. No creo poder tomar, ya sabes, por el golpe.
—Vamos, solo será una copa y nos vamos .
—¿Qué pasa si Shelly se da cuenta que nos vamos? —susurró en forma de juego, como si fuera un crimen lo que tramaban.
—¿Shelly está a cargo de ti? —dijo Bull con una sonrisa de cómplice.
—Es un buen punto —dijo, regresándole la sonrisa.
Bull tomó su mano por inercia, sintiendo una pequeña electricidad recorrer todo su cuerpo, se agachó junto con el pelirrojo, tratando de no ser visto por la comisaria hasta salir de la cueva.
—¿Ahora qué? —dijo Colt, aún en su papel.
Bull levantó los hombros, aún con esa sonrisa en su rostro. Colt retiró con sumo cuidado su mano, dejando un vacío en la mano del contrario. Sin más, sintió un pequeño golpe en su cabeza proveniente de Colt.
—¡Las traes! —gritó el pelirrojo para posteriormente alejarse lo más rápido de su amigo.
Bull no tardó en comprender lo que ocurría, corriendo tras de él, apenas cruzaron el pequeño valle que separaba la cueva de entrenamiento y el pueblo cuando se lanzó hacia el pelirrojo siendo acorralado entre el cuerpo de Bull y un viejo roble, dándole la oportunidad de observar cómo sus ojos brillaban con el sol.
—Creí haberte dicho que era el más rápido —dijo el más alto entre jadeos.
—Sí... —dijo Colt de la misma forma—, pero no el más hábil.
Apenas Colt terminó la oración, lanzó un puñado de hojas a la cara de su cazador, dándole así ventaja para escapar.
—Eso es jugar sucio —gritó, agradecido que no le cayera tierra en los ojos y continuando con el juego.
Y así habían perdido el tiempo desviándose y conociendo partes que no eran muy comunes de visitar en el valle. Colt trepaba uno que otro árbol pequeño o ponía ramas en el camino, tratando de complicarle el recorrido a su amigo, cosa que siempre terminaba fracasando debido a la velocidad que este dominaba a la perfección.
Un poco fastidiados del juego, pero aun con energía, echaron una carrera desde la pequeña laguna que encontraron hasta el pueblo. Y siendo una distancia muy corta —y por petición del pelirrojo—, Bull le dio cinco segundos de ventaja, quedándose a admirar un poco la laguna, pensado que deberían ir más seguido.
Terminando el tiempo establecido, Bull echó a correr, no tardando en ver la espalda de Colt y cómo este se esforzaba en llegar. Apenas vio cómo Colt ponía un pie en el pueblo, Bull aceleró el paso, sintiendo la misma energía que tenía en el juego.
Sin pensarlo dos veces, tomó a Colt por la cintura y lo tiró, como si fuera un juego de fútbol americano. Ambos comenzaron a reír en el piso. Colt miró a Bull, pensando en cómo alguien tan brusco y rufián podía tener una linda risa, y en lo lindo que se veían sus ojos color zafiro cuando se enchinaban. Colt negó con la cabeza aún riendo, tratando de alejar esos pensamientos.
—¿Estás bien? —dijo aún con una sonrisa.
—Eres un bruto.
—Oye, tú me tiraste tierra en la cara como tres veces, aquí el bruto eres tú.
Colt se levantó, estiró la mano ayudando con un poco de trabajo a levantarse a su amigo, ambos se sacudieron la ropa y caminaron al famoso bar de Barley.
—Bull —dijo el pelirrojo, reconociendo un sonido apagado de la boca del nombrado—, ¿qué edad tienes?
—A ti qué te importa —dijo fingiendo sentirse ofendido.
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Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus]
FanfictionDónde Bull es obligado en enseñarle a Colt lo que paso antes del accidente.♡ =Una colaboración con DerErlkönig iniciada el 16 de Mayo.=