XXIV

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Quería acercarse, quería decirle todo, hablarle de su pasado, su presente y futuro. Quería hacerlo todo para llegar a salvar a su príncipe azul que estaba en manos de un estúpido de piel morada. Podría acercarse a él y declararle todo lo que estaba dentro de sí, si no fuera por cierto luchador que lo esclavizaba en pelar las papas y cortarlas en cuadritos.

Bibi estaba refunfuñando mientras lavaba las papas y se las pasaba a Bull, de vez en cuando echándola una mirada molesta al Primo cuando éste señalaba que tenía que lavarlas individualmente para que quedaran perfectas. No fue hasta que Shelly llamó la atención del Primo que éste se fue, dejando al par a solas ocupados con una cantidad de papas que parecía innecesaria.

El Primo entró nuevamente a la cocina, esta vez acompañado de Crow, quien hizo una mueca de desagrado cuando el luchador le pidió que se encargara de cortar y pelar las papas y, en cuanto a Bull, le encargó que las cocinara como lo hacía en su restaurante. Entonces, se retiró.

-¡Estoy harta! -gritó Bibi mientras soltaba violentamente las papas que tenía en las manos hacia el fregadero.

-Tu escogiste lavarlas -replicó Bull mientras le cedía su lugar al cuervo y sacaba los utensilios que iba a ocupar.

Bibi se giró, poniendo ambas manos sobre el fregadero como soporte mientras soltaba un gran suspiro. Frunció el ceño al tiempo que veía a Bull tan inmerso en su tarea que parecía ignorar lo que estaba a su alrededor.

-Pensé que sería más fácil -respondió ella notoriamente molesta mientras caminaba hacia el mayor-. Estás atontado -chasqueó sus dedos frente al rostro ajeno-, ¿qué tienes?

-Eh, lárgate a hacer lo que tienes que hacer.

-Un descanso no me viene mal -se encogió de hombros-. ¿Qué tienes, baboso? -insistió mientras se cruzaba de brazos.

-Nada -respondió algo molesto con la actitud de la chica-, ve a lavar las papas, Bibi.

-Entre más rápido acabemos, mejor -dijo Crow, buscando evitar cualquier distracción.

-¿Tiene algo que ver con Colt? -arqueó las cejas.

-Bibi -el cuervo miró a la chica, visiblemente enojado-, cállate.

Bull tensó la mandíbula y frunció el entrecejo, prefiriendo ignorarla antes que siquiera darle una respuesta y echó las papas que ya había cortado y pelado a la olla, llenándola de agua hasta cubrirlas.

-¡Ah! Era obvio -dijo ella con un tono burlón-. Déjame adivinar-apenas te diste cuenta de que todavía lo quieres.

-Bibi -dijo Bull a manera de advertencia sin siquiera voltearla a ver.

-¿Estás planeando recuperarlo? -inquirió con una gran sonrisa adornando su rostro.

-Basta -Crow echó los cubitos de papa cortada en el recipiente que tenía al lado y tomó otra, notando que ya se le estaban acabando las que tenía-. Lo último que necesitamos son problemas.

Bibi giró los ojos y soltó un quejido mientras caminaba hacia el fregadero nuevamente y ponía manos a la obra. El agua corría y ella tallaba cada una de las papas bajo el chorro de agua mientras su frustración crecía, ciertamente no tenía la paciencia para esto. Se dispuso a quedarse ahí hasta acabar con el último de esos tubérculos.

Mientras, Bull encendió la estufa y colocó la olla en ésta, tapándola y esperando a que Crow terminara una cantidad considerable de papas para echarlas a la olla. Ambos escucharon cómo el grifo se cerró y de pronto Bibi caminaba hacia el cuervo con tantas papas como le era posible cargar.

-No eres bueno escondiendo las cosas -dijo la chica con la intención de molestar al que consideraba su hermano mayor.

-Con una chingada -respondió él-, ¿qué te importa si me sigue gustando Colt o si quiero recuperarlo?

Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora