XXI

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Se quedó encerrado algún tiempo en su habitación, hasta que el llamado de Jessie lo hizo salir de su ensimismamiento. Se levantó de la cama y miró el reloj que colgaba de la pared, percatándose de que había perdido una hora simplemente hundiéndose en su propia mente. Abrió la puerta y bajó las escaleras corriendo. Pam estaba en el patio, acomodando la comida sobre las mesas y Bull ya había comenzado a montar el pollo mecánico.

Mortis lo sorprendió llegando tras de él, lo que le hizo estremecerse. Suspiró, recargando su cabeza sobre el hombro ajeno.

-¿Estás bien? -preguntó.

-Sí, sólo fue un pequeño sermón -rió despreocupado-. ¿Ya te vio Pam?

-Sí -dijo-. No me ha echado, supongo que eso es bueno.

Apenas vio a Pam moverse ligeramente y se despegó del vampiro, sintiendo su corazón acelerarse, sin embargo, ella no se giró y se sintió algo estúpido por ser tan paranoico.

-Iré a ver si necesitan algo -se podía notar una pizca de nerviosismo en su voz.

Apenas se alejó cuando fue detenido en un instante por el vampiro.

-Esto apenas empezó, shérif -susurró en su oído, dejándolo ir después de besar su mejilla.

Colt se estremeció en su lugar, tratando de sacar todas esas ideas que le provocarían encerrarse de nuevo.
Al salir al patio, se dirigió a la pequeña mesa donde había dulces y pastelitos acomodados de manera perfecta, él solo movía los dulces de un lado a otro, fingiendo acomodarlos como si no ya estuvieran suficientemente perfectos.

De la nada, quitó toda la atención a los dulces, dirigiendo su mirada a Bull, quien fingía estar arreglando el juego, recibiendo una pequeña carga eléctrica que le hizo soltar una risa al pelirrojo.

-Hola -dijo Bull, acercándose a la mesa, tropezando en el camino haciendo sonreír al pelirrojo.

-Creí que los disfraces eran para los niños -dijo, más para abrir una plática que de burla.

-¿Y ser vetado de la gran fiesta de los Junker? -dijo, siguiendo el juego.

-Me encantaría recordar que tan geniales son para que te tiñeras -dijo, acomodando uno de los mechones de cabello del ahora rubio.

-Se quita con agua -dijo, quitando la mano del pelirrojo, sintiendo ese nerviosismo que siempre le provocaba.

-Me gusta tu disfraz -dijo, aún sonriendo-, aunque no sé qué es.

-Soy un rey bárbaro... o al menos eso se supone.

Colt tapó su boca tratando de disimular la risa que el comentario de su compañero y, por el contrario, Bull sintió cómo toda la incomodidad salía de su cuerpo, llenándose de paz al oír la risa del pelirrojo.

-Oye -dijo nervioso-, creo que me pasé el día del juego.

-¿En serio? -dijo en un tono bromista.

-De verdad, lo siento

-No digas eso -dijo, empujando levemente al más alto de forma amistosa-, yo también estaría estresado de jugar con un llorón.

-No eres un llorón, Colt -dijo, recibiendo una mirada de ironía pura de respuesta-, bueno, solo un poco.

-Oye, nos irá mejor, entrenaré todos los días para no acobardarme.

-Si aceptas mi opinión -dijo Bull, sintiendo el pánico en su garganta-, poner mi vida por encima de la tuya, eso fue muy...

-¿Estúpido? -interrumpió, sin intensión de incomodar.

Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora