XVI

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Bull se había excusado para responder una llamada y salió de la habitación, Colt aún se estaba recuperando del berrinche -porque el dolor de la vacuna ya se había ido hace algún rato-, viendo cómo Barley ayudaba a armar a Rico nuevamente, sintiéndose culpable de haber sido él el responsable.

-Le pasa seguido, no te preocupes -dijo Barley al notar su mirada.

-¿Seguro?

Barley simplemente asintió y continuó armando al otro robot. Mientras esperaba a Bull, notó que alguien se paró en el marco de la puerta de su habitación, pero no lograba ver quién era. Aquella persona se asomó ligeramente y entonces se percató de quién era.

-Buenas tardes -dijo educadamente mientras le regalaba una sonrisa cómplice al pelirrojo-, ¿me dejaría entrar?

-Sí -respondió Colt inmediatamente, feliz de ver a su novio, queriendo abalanzarse sobre él y besarlo, pero sabía que debían ser discretos.

Mortis entró a la habitación, saludó a Barley y a Rico quitándose el sombrero y caminó hacia Colt. Apenas iba a empezar a hablar, el pelirrojo escuchó la voz alterada de su madre.

-¡¿Quién dejó entrar a esta sabandija?! -gritó ella con un café y un sándwich a medio terminar en mano.

Miró hacia donde se hallaba su madre y ella parecía fúrica. Jessie y Shelly se hallaban a su lado, mirándola con confusión.

-Perdóneme, señora Junker, sólo vine a presentarme ante su hijo -dijo educadamente y se giró para mirarla a los ojos.

Pam estaba dispuesta a echársele encima de no ser porque Bull llegó tras de ella y colocó una mano en su hombro, indicándole que se calmara. La mujer tensó la mandíbula y respiró hondo, pero se dispuso a dejarlo continuar.

-Me enteré de su accidente, joven Colt. Es una lástima -se arrodilló ante él y tomó una de sus manos-. Mi nombre es Mortis, soy el sepulturero del pueblo -dicho esto, procedió a besar el dorso de su mano.

Colt sentía unas ganas inmensas de querer abrazarlo y besarlo justo en ese momento, realmente estaba haciendo un esfuerzo por contenerse. Entonces volteó a ver a su madre, quien no había separado la mirada del vampiro desde que lo vio; si las miradas mataran, Mortis habría sido hecho polvo ya.

-Un placer -dijo Colt, fingiendo timidez.

Mortis le guiñó el ojo y se puso de pie, sosteniendo su sombrero con ambas manos.

-Oh, hay algo más -dijo, como si se hubiera acordado en ese preciso momento-. El próximo evento se hará fuera de mi mansión, por lo que se me indicó que te invitara a formar parte.

-¡Oh no, no participará! -dijo Pam antes de que su hijo pudiese siquiera empezar a hablar.

-Pam -intervino Shelly, mirando a Colt de reojo-, ¿no crees que ya es tiempo de que vuelva a las andadas? Ya pasaron tres meses.

-Colt ya está en condiciones de participar -dijo Barley, sólo para aclarar aquél punto.

-¿Y por qué tiene que ser con ese infeliz? -señaló de forma acusatoria al vampiro.

-Oh, no, no, no -sacudió las manos en señal de negación-. No me malinterprete, señora Junker. Yo sólo vine a traer la invitación, él puede participar con quien desee.

Shelly tomó a Jessie de la mano, con la excusa de ir a la máquina de dulces, no sin antes desearle suerte al pelirrojo. Colt tomó la mano de Mortis con el pretexto de usarlo como palanca para levantarse de la camilla, buscando alguna especie de apoyo y fuerza en su persona. Ya de pie, decidió encarar a su madre de manera que no lo afectara su relación.

Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora