XXV

120 27 13
                                    

-No tenías que ser tan duro -dijo Colt apenas los otros dos se habían ido-. Sabes que no se le dan muy bien esas cosas, al menos lo intentó

-Intentarlo a veces no es suficiente -respondió él, acariciando la mejilla de su acompañante con suavidad-. Él quería escuchar opiniones, cariño, yo le di la mía. Lamento si fui demasiado lejos.

-Supongo que está bien -hizo una mueca-, pero al menos intenta ser más sutil.

-Lo haré -aseguró, acariciando los costados del menor con las palmas de las manos-. Amor, permíteme un momento, tengo que ir con Frank -se excusó.

Colt asintió, dirigiéndose hacia donde Shelly estaba intentando pegar los adornos y Mortis, mientras tanto, se escabulló dentro de la casa del Primo, buscando con la mirada al hombre de cabello negro. Finalmente le vio, saliendo del baño con el rostro mojado y se acercó a él, abordándolo sin previo aviso.

Apenas Bull quitó la toalla de su rostro, su vista se fijó en el vampiro recargado a su costado con una sonrisa amena.

-¿Se te olvidó algo? -gruñó, más en señal de cansancio y fastidio que de enojo.

Un graznido logró alterar a Bull, topándose a su amigo batallando con soltarse de las manos de la creación del vampiro, llevandolo al cuarto de baño donde apenas había salido. Miro al vampiro, esperando una explicación del comportamiento del más grande, recibiendo solo una sonrisa, permitiéndolo ver sus colmillos.

-Después de ti -dijo, inclinando su cabeza. Bull miró a ambos lados, corroborando de que estuvieran solos.

Para su suerte, el cuarto de baño era de un buen espacio para tener a cuatro personas dentro, apenas entró Bull, se sentó en la taza, observando cómo el de piel pálida atoraba la puerta con el seguro.

-Bull, ¿qué fue todo eso? -dijo de manera tranquila, retirándose su capa y colocándola en el lavabo.

-Solo jugábamos -dijo el cuervo, sintiendo cómo sus patas temblaban con cada vocal-... Sï, solo era un juego.

-No me agradan ese tipo de juegos -dijo-, hacen cosas que se pueden malinterpretar, ¿no crees?

-¿Qué quieres ahora, Mortis? -dijo Bull sin quitarle la vista.

-No lo sé -dijo acercándose, aun sin despegarse del lavabo-. ¿Qué es lo que estás buscando con todo esto?

Mortis dejó que el silencio de sus compañeros fuera un respuesta placentera para él, divirtiéndose con el pánico que aún generaba al cuervo después de tantos años.

-Mañana es el juego -dijo Mortis recargando su cadera en la pared color naranja-. ¿Estás nervioso?

-No -dijo Bull, siguiendo el juego-, Colt está listo para reincorporarse.

-No, Bull, no lo está.

-Nunca lo has visto -dijo, subiendo el tono de su voz-. ¿Tu qué vas a saber?

-¡Cierra el hocico, Bull! -interrumpió el cuervo, dándole un puñetazo en el brazo.

-No, no, tiene un buen punto -dijo Mortis, golpeando el mármol con sus uñas-. Lo has entrenado y no dudo de tus facultades.

De la nada, un enorme saco de tela cayó frente a los ojos de ambos. Crow se arrodilló y lo abrió, dejando salir unas cuantas dagas que se clavaron al rededor del baño a causa del susto, provocando una sonrisa en el vampiro al ver a Frank intoxicado.

Bull se levantó de la taza, alarmado de la reacción que había tenido el cuervo, recibiendo la misma impresión al ver todo el saco lleno de gemas. Era imposible que alguien del pueblo fuera capaz de llenar un saco entero de esas gemas sabiendo las regla de solo llevarse tres joyas por equipo como premio.

Cegado por una Dalia Negra. [Hiatus] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora