Pauki

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Narra Paulo

Llevaba mirando a Mauro desde que ingrese en aquella casa, el mayor se encontraba tomando desde el pico de la botella mientras bailaba animadamente con la mina que se le había acercado solo por ser el. Mi frustración iba aumentando cada vez que los veía más cerca, las mano de morocho tocaban su cintura, al compás de como movía aquella rubia sus caderas

– Paulito – dijo Daniel acercándose a mí – ¿Qué tanto miras? – volvió a preguntar cuando solo respondí con un “mmm” a su llamado

– Nada amigo – dije ahora conectando mi mirada con la suya – déjala ahí

El platinado frunció el ceño mientras seguía la dirección de mi mirada, rodo los ojos ante la imagen de Mauro con la rubia exageradamente maquillada, y volvió a mirarme

– ¿En serio te vas a quedar acá mirando como el boludo de tu chongo baila así con la piba esa? – pregunto con cara de orto

– ¿Y que se supone que queres que haga? – pregunte ahora con irritación en mi voz, aquella escena me estaba dando asco

– Vas a ir a bailar hasta que no quede nadie en esta casa de mierda, nos vamos a poner re en pedo y te vas a divertir conmigo, que Mauro la chupe – dijo hablándome en el oído

– ¿Por qué estas acá y haciendo esto Dani? – pregunte intrigado de que el menor no esté a los besos por cualquier lado con Valentín

– Por lo mismo que estas vos acá – dijo levantándose – pero yo no me pienso poner mal por verlo bailar con otra, él juega yo juego

La mano de Dani se unió a la mía, tirando fuertemente para que me levante de aquel sillón, me llevo al medio de la pista improvisada, comenzando a bailar seductoramente, sus caderas se movían de un lado hacia otro suavemente, y si no fuera porque es amigo de mi chongo y su novio me cae muy bien, lo hubiera llevado a cualquier lugar para meter mano en aquel cuerpo. Negué ante mis pensamientos, Dani es como un hermano Paulo, me reproché mentalmente.

– Movete Paulo – dijo dándose vuelta y quedando frente a frente conmigo
Sonreí levemente por vergüenza, no me gustaba mucho bailar, pero el enano tenía razón, si ellos jugaban, nosotros también podíamos hacerlo.

Llevé mi mano derecha a su cintura acercándolo más a mi cuerpo, comenzando a seguir sus lentos y suaves movimientos, de a poco me fui soltando más, y cuando quise darme cuenta unos cuantos pares de ojos se encontraban mirando la escena con Dani, que a decir verdad era bastante caliente.

Mis ojos se movieron por la pista hasta encontrar los de Mauro, los cuales estaban más oscuros que de costumbre, sonreí de forma inocente mientras me acercaba más a mi amigo, ya había logrado el primer paso, Mau dejo de bailar con la chica, ahora solo tenía ojos para mí y su amigo bailando en el medio de su casa. Dani sonrió en mi cuello cuando Valentín se acomodó justo al lado de su amigo, las caras de orto que ambos manejaban me daban muchas ganas de reír.

– ¿Vamos a tomar algo? – preguntó alejándose un poco de mi
Asentí a modo de respuesta, perdiéndome junto con el enano en la cocina, pasando por su lado sin voltear a verlo. Una sonrisa más grande se formó en mis labios al sentir su mirada sobre mi nuca, ¿No que querías jugar Maurito?

– Dan, voy hasta el baño, ahora vuelvo – dije, el menor asintió y siguió preparando su trago.

Salí de la cocina y pocos segundos después vi al ojiazul pasar por el mismo lugar que había salido yo, sonreí ante ese acto, quieren jugar, pero después no se bancan que se la sigan.

Fui hacia la planta de arriba, camine en dirección al baño, pero como había una gran cantidad de personas esperando, cambie de dirección, llegando a la pieza de Mau en donde se encontraba el otro baño, ese que estaba prohibido para las fiestas.

One Shot GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora