Capítulo 6

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—Cami, yo y el Jean vamos a salir—Me dijo la Feña—¿Quieres ir?.

—No amiga, vayan no más. Yo estoy cansada y además no quiero hacer mal tercio—Le levanté las cejas y ella solo se sonrojó.

—Tengo nervios,  amiga—Me confesó despacio cerrando la puerta—Como que yo le gusto.

—Y de hace bastante rato po, perrita—La molesté—Si  a ti te gusta, dale no más.

Ella se metió a bañar y luego de vestirse la maquillé un poco, al rato la pasó a buscar a la pieza mi cuñado y ambos se fueron. Estaba feliz por ella, al Jean hace rato le gusta y yo sé que a ella también le llama la atención y quería que estos días los aprovechara al máximo, en una de esas volvía a Viña con novio y siendo parte de mi familia también.

—Hija, ¿está ocupada?—Habló mi suegra.

—No, pase no más—Entró a la pieza con celular en mano—¿Habló con él?.

—Sí, así como que no quiere la cosa me contó lo mismo que tú—Suspiró—Yo le dije que no podía darles tanta confianza pero se hizo el tonto y me cambiaba a cada rato el tema.

—Bueno, al final es más difícil porque él es muy llevado a su idea, además de ser muy inocente.

—¿Y no la ha hablado?.

—No, desde que discutimos.

—Pucha hija, pero no se preocupe que él tendrá que entender no más en algún momento. Y de seguro que está medio mañoso y por eso no la ha hablado.

Seguimos hablando un rato más y luego ella se fue a dormir y yo hice lo mismo. 

[...]

Con la Feña ya estábamos en el aeropuerto, ambas volaríamos a Santiago y luego ella volvería a Viña y yo tomaría otro vuelo a Italia. Me despedí de todos y luego el Jean nos fue a dejar, esta vez si me tocó hacer mal tercio porque resulta que quedaron en intentarlo o algo así pero andaban melosos.

Llegó el momento de abordar y para ser honesta sentí que fue un viaje muy corto. Nos despedimos con la Feña y yo tenía 30 minutos antes de que saliera mi vuelo así que busqué donde almorzar algo rápido antes de que fuese momento de abordar.

El viaje es largo, pero para mí fue eterno. Sentía nudos en el estómago de solo pensar con que me iba a encontrar una vez que llegara a la casa, tal vez mis cosas ya no estarían, quizás me encontraría con la sorpresa de que estoy soltera o que sé yo; un sin fin de rollos mentales. Mil siglos después llegué y pedí un Uber que me llevó directo a mi casa.

Abrí la puerta con mi llave y no había nadie dentro, pero sí estaba echa un desastre. Pasé rápidamente por la cocina y solo eran montones de losa sucia y vasos por todos lados además de envoltorios de comida chatarra regados por el lugar. De ahí me fui a la pieza del Erick y todo estaba en su lugar, del patio no puedo decir lo mismo porque la piscina estaba llena de vasos plásticos flotando y adornos de fiesta. Por lo demás se notaba que el pasto no había sido regado en varios días, estaba como amarillento y muy seco.

—¿Señora Paola?—Pregunté cuando ella contestó el teléfono. Ella era la señora que se encargaba de ayudar con la limpieza de la casa.

—Hola, señorita Camila, ¿como está?.

—Yo bién, ¿y usted?.

—Bien, ¿que necesita?.

—Señora Paola, ¿usted sabe que pasó en la casa?. Estuve dos semanas fuera y ahora llego y está echa un desastre—Tenía el teléfono apoyado en el hombro mientras sacaba con una red la suciedad de la piscina.

Over Again I y II. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora