Capítulo 12.

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—Amiga, está muy lindo—Me comentó la Dani cuando entramos al que sería mi nuevo departamento—supongo que me invitarás a quedarme.

—Obvio amiga, tenemos bastante espacio—La abracé—tengo que decorarlo con mi onda eso si, está muy blanco, como sin vida.

—Eso si, faltan unos muebles modernos, unos sillones de colores y unos cuadros para darle más color—Abrió la ventana del balcón y salimos a mirar la hermosa vista que ofrecía—¿Segura te acostumbrarás aquí en Turín?

—Es una bonita ciudad—Me apoyé—creo que estaré bien aquí.

—Cualquier cosa ya sabes que puedes quedarte conmigo.

Después de recorrer el departamento nos fuimos a comprar los muebles, cortinas, lámparas, cama, closet, espejos, cuadros y decoraciones para amoblar y decorar mi nuevo hogar. Mientras comprábamos las cosas pensaba en que ya no hay vuelta atrás y me daba un poco de sentimiento saber que por primera vez viviría sola. Esto no era un viaje como los que solía hacer, porque a pesar de estar sola en muchos hoteles sabía que tenía un hogar al que llegaría y ahí me esperaba siempre el Erick, pero eso ya había quedado atrás y solo tenia que afrontar mi nueva realidad.

—Me quedaré contigo para ayudarte con todo hoy—Me dijo la Dani ayudándome a colgar unos cuadros.

—Eres la mejor, ¿lo sabías?.

—Claro que lo sé—Me guiñó el ojo—ya trabajemos mejor.

Los encargados de la tienda me llevaron al departamento todo lo que compré en ese mismo día así que ellos subieron todo y me ayudaron a armar lo necesario. Con la ayuda de la Dani dejamos casi todo listo, mi pieza, el living y la cocina porque lo demás lo haría yo después.


[...]


La Dani se había ido del departamento hacía su casa, le agradecí toda su ayuda y ella se comprometió a venir siempre que yo la necesitara. Se había transformado en mi único apoyo en este país, obvio mis amigos desde Chile me enviaban ánimo pero ella era la que me ayudaba aquí a hacer cosas concretas, siempre partner.

Manejé por la ciudad por primera vez y con ayuda del Gps de mi auto llegué a un Mall donde compré todo lo que faltaba, que básicamente eran decoraciones y comida. Cuando llegué de vuelta estacioné el auto en el subterráneo y miré todas las bolsas que debía subir sola, porque no hay nadie que me ayude esta vez, pero siempre digna las tomé todas aunque eso significara que mis brazos casi arrastraran por el suelo pero no quería volver a bajar porque mi departamento queda en el 8vo piso y estaba en el -1. Agradecí mentalmente que existieran ascensores así que no sería tan difícil. 

"Elevador en mantención. Use las escaleras".

Se leía en un cartel plastificado pegado en la puerta del ascensor. ¿Podía ser peor?, si. 8 pisos de escaleras me esperaban a mi y a mi mega carga, al menos haría ejercicio.

Llegué al tercer piso y solo quería lazar por las escaleras todo lo que había comprado, respiré hondo para cargar mis pulmones de oxígeno y seguí mi camino.

—Hey, ¿necesitas ayuda?—Escuché una voz femenina detrás de mi. Era una chica de mi estatura, delgada y de pelo castaño claro.

—Un poco—Admití avergonzada.

—Dame unas bolsas, yo te ayudo—Me quitó unas bolsas y con eso volví a tener sensibilidad en los brazos—¿a que piso vas?.

—Al octavo—Rió—¿Argentina?—Le pregunté al notar su acento. Asintió con la cabeza—Camila, un gusto.

Over Again I y II. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora