Capítulo 5 | TK

402 32 22
                                    

La vuelta a casa se me hizo eterna, otra vez. Estaba muy preocupada por TK. Ese maldito rubio me tenía realmente preocupada: era como un tercer hermano para mí, pero sin las peleas, los insultos y los incordios... Mis otros dos hermanos paseaban a mi lado diciendo tonterías, como siempre, y a mi otro lado estaba Matt. Él sí era el hermano de TK, y estaba tan mal o peor que yo.

Había una persona de la que no sabía qué reacción esperar cuando se enterase. La verdad era que no estaba segura de si quería estar presente cuando se lo contaran a Kari, y mucho menos contárselo yo. Probablemente Tai estaba de acuerdo conmigo, pero igualmente tenía pensado ir esa misma tarde a su casa. ¡Ah, no! Se me olvidaba que le di un portazo a la puerta en vez de entrar a mi casa sigilosamente. Si es que cuando quería podía llegar a ser muy tonta, y cuando no quería también.

Matt llegó a su casa, nos despedimos y el resto del camino lo tuve que hacer yo sola con esos dos seres extraños que se hacían llamar hermanos. Ellos no decían más que tonterías, mientras que yo pasaba de ellos olímpicamente y pensaba en cómo escaparme de casa. A ver, una excusa... No se me ocurría nada. ¡Maldita imaginación! ¡No me sirve de nada cuando la necesito! Veamos, mi madre hoy no trabaja, y eso es un problema. Pero podría decirle que me encuentro mal y escaparme de casa. No, no sería una buena idea, además de que me pasaría otras dos semanas encerrada.

Llegamos a nuestra casa, tiré la mochila en la cama y me senté en el escritorio a pensar. Últimamente pensar era lo único que hacía. Quería salir, quería ir a ver a Kari, quería ir a ver a Matt, pero, sobre todo, quería ir a buscar a TK.

-Ari, ¿puedes venir un momento? -me gritó mi madre desde el salón.

Le hice caso y me volví a tirar, esta vez al sofá. Esperaba que fuera algo así como: "Voy a dar una vuelta" o "Voy a comprar" o "Me voy a trabajar hasta MUY tarde porque tenemos mucho trabajo y una compañera está de baja por embarazo" o cualquier frase de ese tipo con tal de que me dejara salir a cumplir con "mi deber".

-Cariño, tus hermanos y yo vamos a salir -¡sí! ¡Gracias, Dios, por escuchar mis plegarias!- a visitar a Natsuko por lo de TK. ¿Quieres venir?

-¿A la señora Takaishi? ¿Y no podría ir a ver cómo está Matt? -ups, qué pena, quería decir Kari, pero el daño ya estaba hecho. No se iba a dar cuenta.

-Pues, bueno, supongo que no habrá ningún problema en que vayas a ver a Matt. Sé que le tienes mucho aprecio y lo comprendo -¡sí!- Sí, puedes ir. Pero pórtate bien y no le agobies mucho con ese tema.

-¡Sí, mamá! ¡Gracias!

Le di un abrazo a mi madre y salimos los cuatro con el coche. Me dejaron en casa de Matt y se marcharon a casa de Natsuko.

Toqué en el apartamento de Matt, que abrió y me dejó pasar sin decir nada. Estaba vestido de calle, lo que significaba que iba a salir. El padre de Matt no estaba; estaría trabajando.

-¿A dónde ibas? -le pregunté. En realidad, saliera donde saliera Matt, yo iba a ir a ver a Kari.

-A casa de Tai. Necesito hablar con él. ¿Quieres venir? -¿qué día era hoy? ¿El día de las coincidencias?

-Vale -le contesté sonriendo.

En veintidós minutos contados llegó el padre de Matt, nos llevó y llegamos a casa de Tai en otros cuatro minutos. El padre de Matt se marchó en cuanto llegamos, y Matt y yo tocamos en la puerta del apartamento Yagami. Nos abrió Tai.

-Hola, chicos -saludó desanimado-. Pasen.

Entramos y en la casa no parecía haber nadie. Todo estaba en silencio.

Mi historia DigimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora