Capítulo 28 | Mi historia Digimon

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Pasé los brazos por encima de la barandilla y apoyé la cabeza sobre mi brazo derecho. Vi la noria de Odaiba a lo lejos y noté el frío en mis mejillas.

–Gracias –TK apoyó las manos en la barandilla a mi lado.

–¿Por?

–Por darme fe. Sin ti, nunca hubiera podido salvarme.

Levanté la cabeza y lo miré. No pensaba igual.

Habían pasado cuatro días desde lo que había ocurrido y no había vuelto a tener noticias de Jake. Los padres de TK quitaron la denuncia de la policía con la excusa de que su hijo se había escapado de casa y de que había vuelto arrepentido un año más tarde. Ellos mismos se estaban encargando de que la prensa no supiera nada y de que todo lo relacionado con TK desapareciera de todos lados. Los padres de los demás se encargaron de convencer a la mía para que no pusiera una denuncia en la policía, y todo el mundo pensó que los destrozos del parque habían sido provocados por algún grupo de vándalos –que, como mínimo, debían chutarse algo en vena, porque si no...–.

Ahora estaba castigada durante "hasta que me dé la gana", según mi madre, y no había podido salir de casa en ese tiempo. Por suerte, ya le había encargado a Tai que le diera el pendrive de Gennai a Izzy. TK había venido con su madre de visita. Detrás de nosotros, Kari, Tai y Matt reían de algo con mis hermanos. Me encantan los castigos de mi madre.

Por otro lado, Jake había dicho que era muy probable que nos borraran la memoria, pero hasta ahora lo recordaba todo con lujo de detalles.

–A veces... A veces, cuando estoy con ustedes, los niños elegidos, me siento un estorbo. Como si pudiera hacer algo más. Siento que no debí haber ido.

–Te equivocas, Ari. Me diste esperanza.

Le sonreí.

–Ahora eres tú el que se equivoca –arrugó el ceño–. Yo no te di nada, la esperanza siempre ha sido tuya y siempre ha estado en ti. Yo solo te di ánimos y te ayudé a que vieras tu luz –en ese momento miró a Kari.

–¿Esa luz?

Me encogí de hombros. No iba a ser yo quien le dijera que estaba deseando que me invitaran a su futura boda.

Porque habría boda en un futuro, ¿no?

–Supongo que Kari es esa luz que guía tu esperanza –le dije. Creo que empezaba a entender de qué iban los emblemas. TK la miró durante unos segundos más.

–¿Sabes? –me susurró– Creo que... –se mordió el labio al apoyarse de nuevo en la barandilla. ¿Cree que... está enamorado de Kari? Ah, el ship– Creo que en eso llevas razón –vaya, not today–. Creo que Kari siempre será la luz del grupo.

–Sí, estoy se acuerdo. Y yo seguiré siendo el estorbo del grupo.

TK rio.

–Ahora sí que te equivocas –se giró hacia mí–. Sé que no te das cuenta, pero tienes una característica que te hace muy especial. Siempre ayudas a la gente; encuentras las palabras exactas que hacen que los demás sepamos cómo afrontar las cosas de la mejor manera. Y eso es muy importante.

Me sonrió y le devolví la sonrisa. Lo abracé y miré Odaiba desde ahí.

–No pude ayudar a Jake –susurré.

–Yo creo que sí pudiste hacerlo. De nuevo, no eres consciente de hasta qué punto tus palabras calan en los demás.

Me separé de él y lo miré a la cara. ¿Qué le harían a Jake? ¿Volvería? ¿Cuándo? ¿Estaría bien? ¿Estaría solo? No podía evitar darle vueltas y más vueltas a todo lo que había pasado desde que TK desapareció. Si desde el principio hubiese hablado con Matt sobre las voces de mi cabeza, o si hubiese buscado respuestas quizás nos hubiéramos dado cuenta antes. O no.

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