"Menudo plan."

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Calum, 17 de agosto de 2021.

Desde hace un par de días no soy capaz de sacar de mi mente la imagen de Audrey de mi cabeza. Ese momento en el que nuestras miradas se cruzaron, causando que todo en mi interior diese un vuelco tan grande, que no pude plantearme otro escenario que el de salir corriendo, al ser consciente de que mi objetivo principal, alejándome de ella y del resto de grupo, no se estaba cumpliendo.

Ahora me encuentro tumbado en mi sofá, el lugar en el que he pasado la mayor parte de horas estas últimas semanas. Llevo ya varios minutos tratando de eliminar fotografías y vídeos de la galería de mi móvil, algo por lo que no puedo evitar pararme a observar aquellas que me he tomado con Audrey en el último año, desde que ha vuelto a formar parte de mi vida. Y casi sin darme cuenta, poco después me encuentro buscando las primeras fotos que nos hicimos, al empezar nuestra relación, lo que causa que mi cabeza se empiece a llenar con un bombardeo de recuerdos a su lado.

Calum, 6 de febrero de 2016.

Después de la noche de celebración en el cumpleaños de Georgia, esta ha sido la primera vez que Audrey y yo quedamos sin ningún tipo de fin académico. Algo así como una primera cita. Ella ha decidido el lugar, que ha resultado ser el jardín botánico. La verdad es que me ha gustado bastante su elección y la tarde ha sido de lo más agradable. Al principio ninguno de los dos sabíamos muy bien cómo interaccionar con el otro, pero con el paso de los minutos todo empezó a fluir de una forma casi mágica.

Me he dado cuenta de que cuando estoy con ella, me cuesta no reírme todo el tiempo, a pesar de que tiene una personalidad más bien introvertida, y que creo que no es consciente de lo graciosa y ocurrente que llega a ser con casi todo lo que sale por su boca. Me parece que esa cualidad es una de las más importantes, para que yo centre mi atención en una chica.

El contacto físico en esta ocasión, ha sido también algo limitado, la verdad es que estoy acostumbrado a otro tipo de relaciones en ese ámbito, y a que todo vaya mucho más rápido, pero por alguna razón que todavía desconozco, no me importa que con ella no sea así. Creo que tiene mucho más que aportarme en muchos aspectos, sin tener que estar metiéndonos mano cada dos por tres.

Al terminar la cita, hemos acordado volver a vernos el sábado que viene, y en esa ocasión elegiré yo el lugar, a pesar de que me ha dejado el listón bastante alto, porque he de reconocer que en estas cosas soy bastante simple, y me cuesta pensar en lugares adecuados para llevar a chicas de una forma romántica.

Calum, 3 de abril de 2016.

Hoy ha sido una tarde de esas de primavera en las que no hace más que llover, por lo que he invitado a Audrey a mi habitación en la residencia de estudiantes, para poder pasar el tiempo viendo películas y simplemente disfrutando de la compañía del otro, algo que con el paso de las semanas se ha hecho cada vez más común. En el último mes hemos pasado de vernos una vez por semana, a hacerlo cada dos o tres días, aunque fuera simplemente para pasar un par de horas juntos, o en pequeños descansos de estudiar.

Ahora llevamos ya varios minutos sin hacer ni caso a lo que está sucediendo en la última película que hemos puesto, hemos empezado a divagar de cosas sin demasiado sentido, y creo que estos momentos son los que más me gustan de cuando quedamos para ver algo juntos.

- Creo que me lo paso tan bien aquí contigo, como cuando salgo de fiesta.- Suelto todavía entre risas por toda la conversación anterior, ella se me queda mirando unos segundos alzando una ceja, mostrando claramente diversión en su mirada.

- ¿Esa es tu forma de declararte?- Pregunta con una gran carga de humor en su voz, lo cual consigue hacerme reír de nuevo.

- Bueno, creo que está bastante claro que no te considero como a cualquier otra chica.- Respondo encogiéndome de hombros, poniéndome algo más serio.- Creo que también es algo de lo que deberíamos hablar ¿no? Al fin y al cabo llevamos ya un par de meses quedando.- Ella baja la mirada tímidamente, algo que me transmite bastante ternura, por lo que llevo mi mano a su mentón para acariciarla con suavidad y hacer que eleve su mirada de nuevo.- Me gustas, Audrey. Y creo que estoy más que preparado para formalizar ya esta relación.- Ella sonríe tras mis palabras, y tras situar sus manos en ambos lados de mi cara, acorta la distancia entre ambos para poder unir nuestros labios durante unos segundos.

Calum, 27 de junio de 2016.

Esta es mi última noche en la residencia, tras haber terminado los exámenes y haber aprobado todo, he acabado oficialmente la carrera, por lo que he querido compartir este último momento aquí con Audrey. Ahora mismo estoy tumbado de lado, con el torso desnudo y mi cabeza apoyada sobre los muslos de ella, quien está sentada con la espalda apoyada contra la pared y mantiene las piernas completamente estiradas en el colchón.

Audrey juega con sus manos sobre mi pelo, y yo acaricio con suavidad una de sus rodillas, trazando pequeños dibujos con mi índice sobre su piel, mientras le cuento algunas anécdotas que he pasado entre estas paredes, durante los últimos cuatro años. Además, comparto con ella antes que con nadie más, el hecho de que en cuanto tenga el título en mis manos, empezaré a trabajar en la consulta de mi padre, puesto que al parecer quiere que empiece a entrar en el negocio, aunque en un primer momento no me dará demasiadas responsabilidades.

- Cuando tenga mi primer sueldo, te invitaré a comer al sitio que más te guste.- Comento en un susurro y puedo escuchar su risa durante unos segundos.

- Seguro que hay cosas mejores en las que invertir ese primer salario.- Responde, por lo que yo me giro, quedando con mi nuca apoyada sobre sus piernas, para así poder mirarla a los ojos al volver a hablar.

- Invertirlo en hacer cosas contigo creo que es la mejor opción.- Sonrío al terminar y ella imita mi gesto, quedándose unos segundos perdida en mi mirada.

- Te quiero.- Susurra, causando que mi corazón dé un vuelco, y sin darme siquiera la opción de responder, seguramente por miedo a que no lo haga, se inclina para poder besarme con dulzura.

Calum, 15 de julio de 2016.

Una vez nos hemos cansado de andar por el interminable paseo que sigue el curso del río, hemos llegado a los muelles, donde nos sentamos en el borde del rompeolas para disfrutar así de las vistas que nos brinda aquella tarde despejada. Hemos estado hablando de bastantes temas que nos preocupaban, ella sobre sus exámenes, y yo sobre lo mucho que me acojona no estar a la altura de las expectativas de mi padre, sin embargo, Audrey ha sabido rápidamente evadirme de todos esos pensamientos comenzando a hablar sobre lo mucho que le gusta el cambio de color del agua según tu mirada se aleja más al horizonte. Ambos nos mantenemos callados, disfrutando del silencio del lugar, alejado de los gritos de la gente.

- ¿Sabes? He estado pensando en lo que dijiste sobre lo de tu trabajo.- Pronuncia lo que me hace fruncir el ceño confuso al no saber de qué habla exactamente.- Creo que más que en una cena en un restaurante caro, nos veo en Hawái.- Utiliza un tono burlón, lo que me hace reir a la vez que niego con mi cabeza.

- Creo que sueñas demasiado si crees que puedo permitirme eso.- Me limito a decir, usando el mismo tono divertido que ha utilizado ella.

- Bueno, me vale si decides llevarme en coche hasta el aeropuerto, volver después de darnos una vuelta por el interior de la terminal, una vez en casa, me preparas unos cócteles y finalmente me dices "aloha" a la vez que me colocas un collar de flores en el cuello.- Se encoge de hombros cuando termina de enumerar todas aquellas cosas que parecía tener en mente, lo que me hace elevar una ceja, sin poder evitar reír después.

- Menudo plan más bien estructurado ¿cuánto te ha llevado hacerlo?.- Cuestiono, de forma socarrona, con una sonrisa en mis labios.

- No mucho más de tres años.- Me echa la lengua para posteriormente levantarse del suelo alejándose un poco del borde, lo que hace que me gire hacia ella, para poder observarla.- Pero en serio, imagínate lo divertido que sería los dos bailando.- Y enseguida se posiciona para comenzar a bailar la típica danza Hawaiana, a su manera.- Vamos, ven conmigo, baila.- Me pide mientras mantiene sus movimientos, por lo que no puedo reprimir por mucho más tiempo las ganas de soltar una carcajada.

- Te quiero tanto.- Y solo soy consciente de mis palabras cuando ella para de bailar, por lo que me obligo a tragar con fuerza, hasta que todo mi cuerpo se relaja de nuevo cuando una sonrisa aparece en su rostro, mostrando con ella lo satisfecha y feliz que se siente con esas palabras.

Burned out like a cigarette 2. (Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora