Capítulo 39 *Todos nos equivocamos* (Especial Marina y Cirilo)

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Narra Marina

Después de que Paulo se fue, decidí que también tenía que hacerlo, no podía seguir allí... Me despedí de los presentes inventando una y mil excusas para salir de ese sitio que rompía mi corazón. Llamé un taxi y no tardó mucho en llevarme a mi casa, estaba en verdad, exhausta.

Bueno... más que cansada estaba desilucionada por me dolió mucho el comentario de Cirilo... No podía creer que tenía novia, se supone que es mi amigo ¿Por qué no me lo dijo?

Las lágrimas no tardaron en salir, es inútil decir que ya lo había superado, desde que lo conocí hubo algo en él que me gustó, siempre ha sido así. Lo ayudé cuando Maria Joaquina empezó a andar con Daniel, sabía lo mucho que la quería y yo fui su soporte en esos momentos, al final de cuentas, ellos se hicieron mejores amigos y olvidaron cualquier sentimiento amoroso del pasado.

Pero, ¿por qué me siento así: tan destrozada, dolida y enojada? ¿Por qué no me escogió, si yo hubiera dado mi vida por él? Esto es terrible, no le deseo este sentimiento a nadie... Saber que la persona que amas está con alguien alguien más, el cual se ve que la quiere y para él no es algo pasajero, arde tanto...

Tanto que no me podría explicar en estos momentos, pude haber sido yo, mas alguien esta ocupando ese lugar, mi lugar...

Todo iba bien, yo sentía que él también me quería; cuando cruzabamos miradas y las manteníamos así por un buen rato, cuando se portaba amable conmigo, en el rescate me dijo que no sabía que hubiera si algo malo me pasaba y por primera vez me sentí especial ante él, sentía que de a poco... Él se iba enamorando de mi o tal vez solo fue una simple ilusión, me gustaba imaginar que estaríamos juntos como los protagonistas de mi libro favorito, pero solo me hice más daño, me engañé pensando en un nosotros entre él y yo, lamentablemente nunca será realidad, yo seré feliz si él lo está, sé perder y de una vez quiero alejarme.

Me acosté en mi sofá, con mi mantita y una taza de té caliente para disfrutar de una tarde de peliculas, sola. En ocasiones no me gusta socializar mucho, creo mi propio espacio para poder pensar tranquilamente, además que ahora mis amigos tienen sus propios problemas, incluso más fuertes que los míos o prefieren compartir su tiempo con otra persona más divertida que yo.

No pude tomar partido por nadie en la discusión, porque en parte le agradezco mucho a cada uno de los chicos que me recibieron con los brazos abiertos cuando ingresé a la escuela Mundial, me cambió la vida haberlos conocido y no me arrepiento de formar parte de su grupo amistoso ni mucho menos de las aventuras compartidas con la patrulla salvadora, después de todo lo que había pasado en mi infancia fue lo mejor, estar con ellos.
Mis padres se divorciaron cuando tenía 7 años y desde ese momento me hundí. No podía ser yo misma, me avergonzaba de mi apariencia, era introvertida y mis compañeros me rechazaron por eso, jamás imaginé que alguna vez podría llamar "amigo" a alguien, pues a los unicos que conocía solo me buscaban por interés y en un segundo más tarde se encontraban hablando lo peor de mi.

Pasando al tema principal, espero y puedan resolver los conflictos entre ellos, como extraño esas risas y bromas entre todos, me lastima el saber que hay una posiblidad de que ya nada vuelva a hacer como antes, porque nuestros sentimientos, ideas y creencias han cambiado... Solo falta poco tiempo para que cada uno tome su camino y esto se convertirá en un dulce y amargo recuerdo.

Estaba sumergida en mis pensamientos hasta que oí el timbre de mi casa, ¡qué raro! No esperaba a nadie y mi mamá no se encontraba en casa, ella era doctora y tenía turno hasta media noche. Me dirigí para abrir la puerta y... oh no, ¿por qué la vida me odiaba tanto?

—Marina, ¿por qué te fuiste de la reunión tan rápido? - cuestionó Cirilo confundido. Lo tenía frente a frente, me quede sin palabras que parecía que se me había ido el habla y ahora... ¿qué le digo?

Secuestradas || Carrusel [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora