Normalmente esperaría un par de días para volver a actualizar, pero el semestre me tiene un poco ocupada, ya prácticamente estoy en corte y estoy atareada de trabajos por lo que me veo en la necesidad de ponerle pausa a las actividades de Wattpad, pero antes de eso subire los últimos capítulos de esta primera temporada.
Espero los disfruten.
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❝A veces no te das cuenta de tus propias fortalezas hasta que te encaras con tu mayor debilidad❞
Tic toc
El sonido del reloj era lo único que llenaba el espacio silencioso de la habitación.
Tic Toc.
Las manecillas del reloj avanzaban continuamente sin detenerse, marcando el tiempo, recordando que por mucho que suceda no se detiene a esperar a nadie.
Su habitación en penumbras era tan solitaria, los rincones parecían guardar la soledad y tristeza que por años trato de ocultar y creyó superar. Abrazando sus piernas sobre su cama pensaba en todo y en nada, una nube de pensamientos invaden su cabeza, pero ninguno llegaba a materializarse, eran como un destello rápido que no lograba alcanzar por completo.
Sus ojos estaban secos, sus mejillas sin ningún rastro de lágrimas, su piel estaba más pálida de lo usual, su cabello estaba recogido en un enmarañado chongo con varios mechones en el aire que tiraban en diferentes direcciones, los últimos días no se había preocupado mucho por su aspecto, se había mantenido aislada teniendo como única compañía las cuatro paredes de su habitación.
Seguramente muchos pensarían que estuvo llorando y lamentándose, nada más lejos de la realidad, ni una sola gota de agua había escapado de sus ojos, solo se quedaba hay, observando la nada como si pudiera encontrar algún secreto interesante, es como si todo a su alrededor hubiera perdido sentido, o más bien no quería encontrarle sentido.
El sonido de la puerta la sacó de su letargo y la hizo dirigir su atención a ella, soltó un suave "adelante" que hizo que la persona del otro lado abriera, un Hyuga aprecio haciendo una reverencia sin llegar a pasar el umbral.
—Hiashi-sama solicita su presencia, Hinata-sama — alzó una ceja, un poco sorprendida, agradeció y tan pronto el Hyuga volvió a cerrar la puerta tras el llevo su perlada mirada a la ventana
