➵ Estallido de sentimientos

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❝Esas ganas de llorar que dan de repente, querer estar sola y al mismo tiempo necesitar un abrazo❞

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❝Esas ganas de llorar que dan de repente, querer estar sola y al mismo tiempo necesitar un abrazo❞










Es curioso como la vida puede cambiar de un momento para otro, como un simple lapsus de tiempo puede hacer que una persona cambie completamente su visión del mundo. Hinata no recuerda mucho de su madre, tiene una vaga imagen de ella que de no ser por la fotografía que guarda en su habitación no podría recordar su rostro, lo que si puede recordar es el sonido de su voz, era una dulce voz suave como un tintineo, recuerda que en las noches cuando no podía dormir su madre le cantaba una nana, no recuerda la letra, pero si puede recordar la relajante sensación que el canto de su madre le producía. Después de eso sus recuerdos eran muy borrosos, intenta buscarlos pero su memoria se niega a entregárselos, con el tiempo se resignó y se aferró a aquellos que aún puede recordar, temiendo que un día despierte y no recuerde como era la voz de su madre, olvidar la sensación que le daba su canto.

Porque lo más triste de perder a una persona querida, es olvidar todo de ella, que su rostro en la memoria se vuelva una mancha borrosa y que su voz se vuelva un bajo eco que va perdiéndose en un largo camino hasta desaparecer por completo.

Cuando Isamu murió también enfrento ese temor, cada mañana al levantarse contemplaba la fotografía de equipo, que aunque era un tipo de acto masoquista también le servía para no olvidar ningún detalle de su rostro, también buscaba en sus memorias uno de los muchos momentos juntos, escuchando su risa y reproduciendo su voz.

Por un tiempo hizo lo mismo con Obito.

Ahora debía hacer lo mismo con su padre. Y el pánico se sembró en ella cuando al intentar buscar el rostro de su padre solo había una mancha borrosa en él, intento buscar su voz pero no la hayo, fue como abrir un cajón y encontrarlo vacío.

Sintió desmoronarse.

Últimamente sus emociones eran como un globo lleno de más de lo que helio que puede soportar, amenazando con estallar en cualquier momento. Cuando estuvo en la reunión con los ancianos el globo se agito y estuvo a punto de explotar, por eso se apresuró en marcharse antes de decir algo que la terminaría por crucificar. Al subir al techo solo quiso liberarse, romper por cuenta propia el globo, pero no pudo, más bien, en lugar de un explosión fue más como un estallido silencioso, doloroso y agitante. Las lágrimas fueron como calientes llamas bajando por sus mejillas, su garganta se apretó como si tuviera una mano cerrándose a su alrededor, su cuerpo pareció perder gravedad y lo único con peso era su corazón.

Camino carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora