➵ Despertando de la muerte

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❝No hay mejor maestro que la experiencia más amarga de uno mismo

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❝No hay mejor maestro que la experiencia más amarga de uno mismo.❞









"Se vio a si mismo en un campo de girasoles, desorientado miro su alrededor, camino y camino, pero lo único con lo que se topaba eran flores, era como si solo existiera eso. Sus ojos pasearon distraídos por las flores, los rayos del sol bañaban los pétalos dorados, daba la sensación de estar en un interminable océano de oro, estiro una mano con la intención de tocar los pétalos de una flor cuando de repente una dulce voz lo detuvo.

Levanto la vista y frente a el encontró a Hinata sonriendo con suavidad.

—Hinata ¿que...? — sus palabras se vieron cortadas al sentir la delicada mano femenina acariciar su rostro, el tacto era suave y sutil, un poco nostálgico, sin darse cuenta cerro los ojos dejándose llevar por la dulce sensación

—Obito-kun — la voz de Hinata era como un bálsamo que tenia el poder de darle una agradable sensación de tranquilidad, no lo habia notado hasta ese momento. Levanto los parpados y fijo su mirada en los perla que parecían brillar como la misma luna, levantando su otra mano Hinata ahueco en un gesto tierno el rostro de Obito, su rostro se acerco sutilmente al del Uchiha que paso saliva nerviosamente — Obito-kun — su dulce aliento golpeo como una caricia sus labios — Despierta 

Parpadeo y la miró desconcertado.

—Obito-kun, despierta

Quiso decir algo, preguntarle a que se refería, entonces una extraña luz brillante lo rodeo, entrecerró los ojos siendo cegado por la luz, lo último que vio antes de cerrar completamente los ojos y sentir que era jalado fue el rostro de expresión dulce de Hinata sonreirle con tristeza"

Una extraña sensación de hormigueo le recorría el cuerpo, se sentía extraño. Todo era oscuro, desesperadamente busco un fajo de luz, entonces lo vio, era un punto blanco casi inexistente, corrió hacia el, sintió como si corriera días sin sentir cansancio, cuando lo atrapo este lo envolvió completamente. 

Se sintió pesado, sus párpados no querían levantarse, pero su deseo por averiguar que sucedía fue mayor, su visión captó una silueta desenfocada frente a el, parpadeo una y dos veces hasta enfocar completamente a quien estaba frente el.

Un hombre con arrugas surcando todo su rostro y largo cabello blanco en puntas fue lo primero en ver.

 Se sintió desorientado, quiso buscar algo para orientarse pero lo único que encontró fue oscuridad, volvió a enfocar en su vista en el anciano y con voz cansada soltó:

Camino carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora