CAPÍTULO CUATRO

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ONWARD AND UPWARD






—Déjame ayudarte —susurraron casi en su oído, haciendo que Lila salte del susto. —Lo siento — murmuró Alec, aunque sonreía al ver el sonrojo de la muchacha.

—Está bien —respondió ella dejando que él cargue la pesada canasta —¿Se supo algo de Keera?—preguntó al final, un poco dubitativa.

No le pasó por alto como la expresión del muchacho se endureció, antes de responder: —Está bien, salvó a Edwin por lo menos.

Alec era uno de los lobos que había acompañado a Belial a buscar a la humana y a su hermano, sin embargo nada más ver que estaban a salvo, el alfa lo había mandado de regreso, temiendo por la seguridad del campamento que habían dejado atrás. Ahora se encontraban todos a mitad de camino esperando su regreso y comenzar nuevamente el regreso a Crena.

Lila suspiró con alivio al saber que su amiga se encontraba bien, no era raro que Keera anduviese metida en problemas, sin embargo estaba contenta por saber que se encontraba sana y salva y que encima, había logrado salvar al muchacho de cabellos rubios y al que parecia querer mucho.

Cuando volvió a levantar la vista, se encontró con que el lobo, Alec, la miraba con curiosidad.

—¿Qué? —preguntó un poco incómoda.

—Nada —respondió el muchacho antes de girarse y no decirle una sola palabra más, mientras se alejaba nuevamente.

—¿Qué fue eso? —preguntó Miklaus posicionándose a su lado y sin esperar a que ella responda, agregó: —. Ese lobo no me agrada, te mira como si quisiera devorarte.

—Puedo cuidarme sola, Mik —contestó Lila, apartando la mirada de Alec y mirando a quién solía ser su prometido.

—No, no puedes —dijo rápidamente él.

—Pues no es tu deber mantenerme a salvo Miklaus, tu y yo ya no somos nada —agregó ella de manera dura e inmediatamente se sintió mal, cuando vio el dolor atravesar su mirada.

—No, tienes razón —respondió él, bajando la mirada —, pero eso no significa que no me preocupe por ti y Mat.

Nada más decir aquello, se giró y se perdió entre los espesos bosques que tenían alrededor tambien. Lila suspiró con frustración, no había querido decir aquello, o por lo menos no era lo que realmente pensaba, sin embargo las palabras habían salido casi sin su permiso.

Tendría que disculparse con Miklaus lo antes posible, no estaban en momentos como para pelearse y distanciarse. Tenían que mantenerse unidos, ahora más que nunca, ya que Keera no se encontraba allí, aunque en realidad no sabía si aquello en sí era peor.

Negó con la cabeza a medida que se acercaba a su pequeño hermano, que correteaba por los alrededores. Sonrió con un poco de tristeza, pero al mismo tiempo se sintió un poco aliviada por el hecho de que él se encontraba ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor.

Por un momento, Lila deseo tener la edad de Mathew y no tener que preocuparse por sobrevivir un día más.

















Mirei llevaba un humor de lobos —si de lobos—, hacia ese tipo de referencia por que los lobos —como el idiota de Belial— siempre estaban de mal humor.

Era el tercer sacrificio del día, la segunda humana virgen que se mataba en aquel horrible altar.

Desde que había llegado a la aldea donde se encontraban las brujas de Tommen, la habían obligado a presenciar todas y cada una de las masacres que se llevaban a cabo en aquel lugar a diario. Le habían dicho que hacían aquello para saber si podían o no confiar en ella y era de esperarse, teniendo en cuenta el pasado que tenían en común.

Mundos Ocultos [Gaia 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora