CAPÍTULO VEINTISIETE

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NO QUIERO SABER LO QUE ES VIVIR SIN TI



Keera corrió nuevamente hacia donde el Mosén se encontraba, todavía un poco sorprendido por aquella clase de magia que había golpeado muy fuerte sus fuerzas y que era de un tipo que él no conocía, ella lo supo por la expresión alarmada de su rostro.

Sin embargo no es como si se hubiese olvidado de ella, por supuesto que no, por que cuando Keera volvió a lanzarse a la pelea, el Mosén la estaba esperando, con sus destellos de sombras y magia negra, tan diabólicas que era un insulto para el verdadero objetivo por el que la guardia de Dios había sido creado.

Sus alas la habían ayudado para tomar el impulso, para atacar por el aire con la vara, sin embargo su adversario había logrado detenerla antes de que asestara un golpe letal y Keera supo que esta vez, el Mosén estaba realmente enojado, ya no habría más juegos para ninguno de los dos.

El Mosén tenia —aparte de su magia negra— una espada con la hoja de un fino metal negro, haciendo sus movimientos difíciles de captar para los ojos humanos, sin embargo ella era más que humana, ella siempre había sido más, aunque no tuviera idea de qué...

La magia volvía a impactar nuevamente, Keera logrando detenerla con sus alas que cargaban también magia para evitar esos golpes, su vara impactando con aquella fina espada. Tenía que apretar los dientes con fuerza para resistir los golpes, por que aquella clase de magia que el Mosén poseía, era distinta a todas, casi tan maligna como la de Abbadon.

Keera sabía que ellos habían hecho alguna especie de trato, sabía que había sido desde más años antes de que ella naciera, es por eso que este hombre era tan poderoso, tanto como un príncipe del infierno.

A pesar de los años que pudiera tener, a pesar de su pelo y esa barba canosa, el Mosén se movía como si fuera un guerrero en sus mejores años, peleaba incluso tan bien como ella, porque Keera era letal, pero también lo era él.

Un golpe con el mango de aquella espada la hizo dar un paso hacia atrás, antes de que su magia negra impactara en su pecho y la hiciera volar lejos, sus alas envolviéndose a su alrededor para protegerla del impacto que hubiera acabado con cualquiera.

Se quedó unos cuantos segundos sin aire, todavía envuelta en aquellas alas y luego de medio segundo, comenzó a ponerse de pie, justo en el instante que el destello de magia volvía a ella. El Mosén no pararía, no hasta haberla matado, por lo que Keera se puso de pie y ladeo las rodillas, preparándose para el impacto, sabiendo que dolería como los mil demonios.

Sin embargo aquel impacto no llegó, sino que pareció rebotar con un escudo de viento. Miró a su alrededor, buscando a Josteil y preguntándose cómo demonios había hecho para invocar semejante magia, cuando la última vez que lo había visto apenas si quedaba un susurro de aquel poder.

De todas maneras con lo que se encontró casi de frente, fue con una hermosa joven loba, no tenia mas de diecisiete años, su cabello negro volaba libre por entre sus ojos y su mirada —por los mil demonios— era igual a la del lobo que había estado con ella todo este último tiempo.

Fiona tenia la mirada desencajada, mientras movía sus manos y comenzaba a atacar al Mosén, que la miraba sorprendido por aquel arrebato, sin embargo la muchacha no paró de atacar, no quitó aquel escudo de magia hasta que Keera estuvo de pie, dispuesta a atacar también, combinando sus fuerzas.

La magia que poseía esa muchacha era más de lo que lo había visto a Josteil utilizar, muchas veces más poderosa incluso, y se preguntó por un leve instante, las cosas que había tenido que soportar para poseer aquello.

Mundos Ocultos [Gaia 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora